Modern Vampires of the City

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Modern Vampires of the City

Modern Vampires of the City

Vampire Weekend Obvious Bicycle by Vampire Weekend on Grooveshark

Este es el disco del año, dicen. Y lo es para los críticos de Pichtfork, de Radio 3 y de todas, o casi todas las publicaciones y emisoras de radio especializadas del mundo. Esa es la consideración que ha merecido para los expertos ‘Modern Vampires of the City’, de Vampire Weekend, publicado en mayo, pero que ha logrado imponerse a sus rivales, muchos y duros, para pasar a la historia como la propuesta musical más influyente de este 2013 que está a punto de concluir.

Un año que ha desmentido rotundamente esa extendida idea de que no hay nada nuevo bajo el sol. De que todas las canciones interesantes se compusieron y se grabaron hace muchos años y que los nuevos aspirantes al Olimpo se limitan a repetir esquemas trillados y a transitar caminos que diseñaron otros. Ilustres ancestros que, además, no dejaron ningún rincón por descubrir que pueda ser incluido en el mapa, perfectamente trazado, de la música moderna.

En 2013, hemos disfrutado de las canciones nuevas de algunos veteranos aún en forma como David Bowie, un poco por debajo de su media, o Paul McCartney, que ha hecho un discazo. También de otros regresos notables como los de My Bloody Valentine, más que aceptable aunque un poco sobrevalorado, Arcade Fire, dispuestos a arriesgarlo todo para introducirse en las pistas de baile, o Queens of Stone Age, directamente imprescindible. Sin contar con los bombazos de Darkside, Janelle Monae, Haim, Julia Holter y Mutual Benefit o las agradables sorpresas derivadas de lo nuevo de Kanye West, Bill Callahan, Blood Orange, These New Puritans o Chvrches.

Y también en castellano,por supuesto. Bien por Pablo Guerrero, Iván Ferreiro, Rodrigo García Blanca, Lory Meyers, Clavijo y Fernández Fernández, Eliseo Parra, Josete Ordóñez, Andrés Sudón, Bruno Bonacorso, El Mató a un Policía Motorizado y Rafa Berrio, entre otros. Y habrá quien eche en falta a Oliva Truncada o Manel, entre los catalanoparlantes, o a Ruper Ordorika y Jabier Muguruza, entre los euskaldunes.

Y a muchos otros más que se quedan en el tintero por no hacer la lista interminable. Esta es una cosecha espectacular que demuestra la capacidad de los artistas para sobrevivir en los peores momentos. Y también, para nuestro pesar, el ensimismamiento de un público que parece haber perdido el gusto por la pureza del sonido y tener muy pocas ganas de probar las cosas nuevas que tiene a su disposición.

Y, ¿a qué viene esta larga introducción? Quizá sólo sea porque los últimos compases del año son especialmente propicios para los balances. Pero también se trata de resaltar los méritos de Vampire Weekend y de este tercer disco suyo ‘Modern Vampires of the City’ que les confirma como vanguardia sólida dentro de ese grupo de nuevas bandas que están definiendo ya la historia musical del siglo XX.

Además, si nada se tuerce, quizá este sólo sea el principio. Ya se sabe que el líder de la banda Ezra Koenig tiene sólo 28 años, lo que le convierte en poco más que un adolescente en los tiempos que corren. Y lo mismo podría decirse de sus tres compinches Rostam Batmanglij, Chris Tomson y Chris Baio.

De momento, están en estado de gracia y muestran una clara progresión sobre sus dos álbumes anteriores: el inaugural ‘Vampire Weekend’ de 2008, que les convirtió en la banda de moda de la época gracias a la puesta al día de los hallazgos de Paul Simon en ‘Graceland’ -una potente fusión de música pop estadounidense y ritmos africanos- y ‘Contra’ de 2010. Un segundo disco aceptable, pero menos sorprendente, que les alejó del paraíso de las buenas críticas unánimes.

Aquí hay, como no, excelentes canciones, bien arregladas, tocadas con solvencia y con un estilo definido en los timbres y las estructuras. Hay también melodías memorables (unas más que otras, claro) ritmos cadenciosos, pop gamberro, baladas medios tiempos y un buen montón de músicas que abrazan unos textos algo desesperanzadores, pero con un punto final luminoso que se agradece entre la sobredosis de oscuridad que padecemos.

A la hora de escoger su pieza favorita, prueben a catar unas cuántas ya sea con delectación y parsimonia o con la urgencia de los marineros que atracan en un puerto tras una travesía de seis meses. Habrá, entonces, quien se quede con la muy ‘popera’ y un tanto saltarina ‘Diane Young’, ideal para pegar unos cuantos botes cualquier sábado por la noche, si las fuerzas acompañan y la edad lo permite. O quien, como yo, prefiera la sutileza de un medio tiempo como ‘Step’ que casi valdría para arriesgar un par de pasitos de baile sin correr el riesgo de que un ‘cubata’ derramado involuntariamente nos arruine la alfombra. Pero hay muchas más y para gustos…colores.

Y, ¿de verdad es este ‘Modern Vampires of the City’ el gran disco de 2013? Pues depende, como siempre, del criterio del consumidor. A lo mejor sí o a lo mejor no, porque, como hemos dicho antes, la competencia ha sido dura. Pero bueno sí que es. Y mucho. Tanto que les va a merecer la pena oírlo en las mejores condiciones posibles…¿Quizá colocando su versión de vinilo sobre un plato competente? Si no se acuerdan de cómo sonaba aquello, pongan las orejas a funcionar de nuevo…No se arrepentirán.

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