El proyecto de mercado único digital de la Comisión Europea desagrada al sector audiovisual. Por primera vez en la historia, o casi, las productoras europeas de cine parecen compartir intereses con las ‘majors de Hollywood. Esas compañías que representan los intereses de la gran industria audiovisual global, radicada sobre todo en EEUU, y cuya cabeza visible es la poderosa patronal Mappa que preside el exsenadorChris Dodd.
De momento, tienen un enemigo común. Bruselas. O más concretamente, el proyecto de mercado único digital que impulsa la Comisión Europea y patrocinan el presidente Jean Claude Juncker, y que pretende eliminar las actuales fronteras territoriales en la venta de contenidos a través de la red y en la negociación de licencias y derechos.
En el Viejo Continente, los diferentes regímenes fiscales, aranceles, subvenciones locales y normas de propiedad intelectual constituyen una barrera que la Comisión pretende eliminar, según dice, para propiciar la aparición de gigantes tecnológicos europeos capaces de competir con Apple y Google y las grandes compañías de EEUU.
Sin embargo, la visión del sector es distinta. Se habla de escamoteo de recursos y beneficios potenciales por valor de más de 5.000 millones de euros, procedentes de la venta de contenidos territorio a territorio. Un tesoro que, en algunos casos, permite la financiación del 37% del coste promedio en las nuevas producciones.
A Hollywood le interesa negociar también mantener la posibilidad de negociar precios distintos para sus películas mercado a mercado. Y a los cineastas europeos vigilar que sus productos no pierdan las producciones vigentes en sus ‘territorios’. Y, en su opinión, el mercado único no servirá para crear nuevos empleos. Al contrario. Destruirá muchos de los ahora existentes.
Algunos expertos creen que Juncker y los suyos sólo quieren beneficiar a los operadores y al negocio de la televisión de pago, al facilitar una caída de precios en los derechos del fútbol. Así que los productores de contenidos presionan a Bruselas para que empiece a negociar la posibilidad de excepciones en ese hipotético mercado único digital del futuro.
Y creen que lo que de verdad beneficiaría a la industria digital sería facilitar el acceso a los contenidos desde cualquier punto del Viejo Continente. En definitiva, hacer desaparecer las tarifas internacionales de interconexión. Como el ‘roaming’, por ejemplo.
