¿Y si Putin corta el grifo? Europa solo podría sustituir hasta un 55% del gas que recibe de Rusia

Energía

¿Y si Putin corta el grifo? Europa solo podría sustituir hasta un 55% del gas que recibe de Rusia

“Europa se enfrentará a una lucha desesperada por reemplazar completamente el gas ruso antes del próximo invierno”, avisan los analistas de ING.

Las obras de construcción del gasoducto Nord Stream 2 en Lubmin, en el noreste de Alemania, en una imagen del 26 de marzo de 2019

Las obras de construcción del gasoducto Nord Stream 2 en Lubmin (Alemania). Autor: AFP

Rusia avisó la semana pasada de que a mediados de abril podría empezar a cortar el suministro a los países “inamistosos” que no acepten pagar en rublos por el gas. Al mismo tiempo, la masacre de Bucha ha encendido el debate en la Unión Europea de ampliar las sanciones al Gobierno de Vladimir Putin, que podrían llegar en última instancia precisamente al gas. Pero, ¿puede realmente Europa permitirse un corte total del grifo? A esta pregunta intentan dar respuesta los analistas de ING en un reciente informe en el que ponen de relieve la dificultad de esta empresa.

“Hasta el momento, los flujos contractuales de gas de Rusia a Europa se mantienen bien, incluso los flujos a través de Ucrania”, señalan Gerben Hieminga y Warren Patterson, expertos del banco holandés. Sin embargo, “si los flujos de gas ruso se interrumpen, Europa se enfrentará a una lucha desesperada por reemplazar completamente el gas ruso antes del próximo invierno”.

REPowerEU, el plan de la Comisión Europea para reducir su dependencia del gas ruso, tiene como objetivo una reducción de dos tercios este año, poniéndose sobre todo énfasis en las energías renovables. Al mismo tiempo, Bruselas ha llegado a un acuerdo para incrementar las compras de gas natural licuado (GNL) estadounidense este mismo año en 22.000 millones de metros cúbicos ( 22 bcm), a los que se sumarán otros 50 bcm al año hasta 2030. Otra opción es incrementar la importación de hidrógeno verde.

“Solo el tiempo dirá hasta qué punto puede reducirse el gas ruso en 2022”, creen los analistas de ING. “Estimamos que, en el mejor de los casos, Europa sólo podrá sustituir alrededor del 55% de los flujos de gasoductos rusos, que ascienden a 155 bcm. La mayor parte, unos 68 bcm, procede del aumento de los niveles de GNL. El aumento de la producción nacional de gas en 14bcm de Noruega, Países Bajos y Reino Unido también ayuda, junto con el aumento de los flujos de gasoductos de fuentes no rusas en 4 bcm”. En total, 86 bcm.

Recorte por la parte de la demanda

Por la parte de la demanda, también hay tecnologías de ahorro de gas que los responsables de las empresas y los hogares pueden aplicar, “pero solo un puñado de medidas puede reducir significativamente la demanda de gas en 2022” a juicio de ING, que cita, por ejemplo, “la sustitución de la generación de energía por centrales de gas por centrales de carbón, la reducción de los termostatos en los edificios y la reducción de la producción industrial”.

“Al estimar el impacto de estas medidas en diferentes sectores sobre la demanda global de gas, creemos que los responsables de las empresas y los hogares podrían ahorrar entre un 10% y un 15% de gas en 2022. Esto puede llegar al 20-30% en 2025, ya que tienen más tiempo para invertir en tecnologías de ahorro de gas”.

Los autores de ING explican que estas estimaciones recogen el potencial de ahorro de energía “sin depender de reducciones en los niveles de confort que son irrealmente altas”. Por ejemplo, la Agencia Internacional de la Energía recomienda ajustar los termostatos domésticos en un grado, ya que ayudaría a reducir la dependencia del gas ruso manteniendo los niveles de confort en las casas.

A ello hay que sumar que “los actuales precios elevados de la energía hacen que las empresas que hacen un uso intensivo de la misma reduzcan su producción, lo que reduce aún más la actividad económica y la demanda de gas”, lo que se denomina efectos de segunda ronda. “Esperamos más anuncios de recortes si los precios del gas siguen manteniéndose en niveles elevados a lo largo de 2022, lo que sin duda reduciría la demanda de gas”, concluye ING.

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