Delia y su grupo han hecho lo nunca visto en cualquier latitud de este mundo donde quienes brillaron en siete décadas diferentes en el arte del espectáculo se retiraron en su momento y salvo muy raras excepciones volvieron a subir a un escenario. En Danzares hay una buena parte de ellos, con edades que oscilan entre los 38 y 83 años de edad en magistral armonía con jóvenes de sobradas cualidades académicas.
La Habana, por múltiples razones y motivos que no subiré a “escena”, ha perdido el esplendor de otras épocas donde florecía, como Galán de noche, el quehacer cultural en todas sus manifestaciones. Quien lo dude, que tire un vistazo a qué teatro o institución se puede acudir a la caída del sol.
Por ello, resulta un verdadero privilegio y placer haber asistido esta tarde-noche de sábado a la sala Covarrubias, del Teatro Nacional, ocupar asiento hora y media donde mejor le viniera a uno en ganas y presenciar un encomiable repaso del musical cubano de todos los tiempos.
Veintidós piezas muy bien presentadas bajo el título de Encuentros y respaldadas por una sobria coreografía, vestuario y demás elementos que deben conformar una presentación para no olvidar y agradecer.
Danzares se formó en el 2008 y no fueron pocas sus giras internacionales, pero fue en el 2014 cuando Delia comenzó a agrupar a esas legendarias figuras de los más afamados cabarets habaneros y mostrarles técnicas y modos ajenos a las formas de bailar en esos centros.
Urge comprobar la excelente labor de rescate, tanto humano como espiritual y musical para estas entusiastas personas y tirarles una mano en su afán porque muchas de las cosas salen de la propia bolsa de Delia “Yeya” Barroso. Para no ir muy lejos, unos 100.000 pesos cubanos en parte del vestuario…
Es que debo repetirlo, el ministro debería tomarse noventa minutos en presenciarlos y recibir una grata lección de cubanía y tesón.
No habrá cubano o visitante extranjero que no los aplauda con merecida fuerza.
