Boxeo en Cuba
Ni preguntar siquiera qué sitios son recomendables para visitar, conocer construcciones coloniales o degustar el paladar de la comida criolla. Javier, el púgil de Las Rosas, ha llegado preguntando dónde está la sala de boxeo Kid Chocolate para intercambiar puños con quien se le ponga por delante. Un punto más para la isla. El atractivo de la bien ganada fama de ser buenos boxeadores ahora que al deporte cubano no le ha quedado más remedio que sumarse con extrema cautela al profesionalismo.
El amigo César en su tiempo tuvo un entrenador cubano en Madrid. Todo un maestro en el ring y fuera de él porque entre puñetazo y puñetazo les enseñaba a cultivar el intelecto. Cuando Javier estaba a punto de subir a su primer combate, tuvo que abandonarlo por razones humanitarias para con un amigo próximo a la muerte.
Ahora ha llegado a La Habana para rendirle homenaje a su tutor cubano. Y nada mejor que entrenar en la sala Kid Chocolate con el único objetivo de tal vez alcanzar la medalla por buen y agradecido discípulo. Los paseos vendrán después.
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