Fernando Grande-Marlaska
Señor ministro del Interior, cada cual que atienda a su juego y el que no lo atienda pagará una prenda y a su señoría corresponden deberes y responsabilidades de las que no puede desertar. Para cumplirlas y hacerlas cumplir tiene a sus órdenes policías nacionales y guardias civiles que en conjunto suman más de 150.000 efectivos que deben ser mandados con el extremo cuidado que requiere saber que van a obedecer.
Cada puesto de observación ofrece una visión distinta y el ocupado por su señoría le lleva a atender la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos que avala las devoluciones en caliente denunciadas en la frontera de Melilla en 2014. Pero se abstiene de hacerlas obligatorias. Cómo proceder es una decisión política igual que la de elevar las vallas, sabiendo que se trata de una frontera europea. Entonces, llega la brigadilla de Podemos y discrepa como si todo el monte Gurugu fuera orégano. Vale.
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Telegrama para Fernando Grande-Marlaska
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