En pocas palabras, un néctar de manzana, de 200 ml a 0.50 usd.
Del lugar, tuve una fuerte impresión emocional, mágica, escenográfica como esa que puede sentir un niño que sueñe con poderes mágicos en ir y volver de Europa o cualquier otro destino en cuestión de segundos para retornar al punto de partida. En resumen, estaba en otro sitio, muy distante del mío. Me sentí extranjero en un “mall” de primer mundo y hasta del tercero que los conozco.
Los dos, en la barriada capitalina de Miramar. Uno, El Rey, de aparente de capital local, dedicado a la alimentación; el otro, Fress, perteneciente a una empresa española, con una sección dedicada a útiles de ferretería.
Y en ambos accedí y partí sin tan siquiera con una “estampita” del prócer George Washington en la billetera, además con una interrogante para estudiosos y entendidos del proceso de reformas llevado a cabo por los comunistas chinos con esa figura prominente de Deng Xiaoping.
Porque fue precisamente Xiaoping, según fuentes serias consultadas, quien en su momento dijo que “si tenemos que ir al capitalismo para salvar al socialismo, iremos al capitalismo”. Hasta en chino estaba clara la advertencia en su sano juicio y no por un exceso momentáneo de varias copas de baijiu de 40 grados de alcohol.
¿Estarán copiando al llamado Arquitecto del despliegue chino o se trata de una simple coincidencia como advierten ciertos filmes o series?
Un par más de preguntas y disculpen el interrogatorio: ¿Verdadero o falso lo dicho por Xiaoping? y para terminar, inundado de preocupaciones, recordando lo dicho por el alemán Bertolt Brecht con eso de “Dudando el hombre alcanzó la cumbre inaccesible”:
– ¿Cuántas patas tiene el gato?







