Risas después del Viernes Santo

Cuba

Risas después del Viernes Santo

la gente acudió en sorprendente acto de presencia multitudinaria a uno de los teatros más grandes del mundo en su época: el Blanquita, después Chaplin y ahora Karl Marx.

Teatro Karl Marx de La Habana (Cuba)

Teatro Karl Marx de La Habana (Cuba)

Hasta donde alcanzó la vista y según reportes de amigos, esa festividad religiosa de Semana Santa en Cuba transcurrió en la más absoluta tranquilidad menos para el sector privado, que fue el primero en abrir sus puertas con el aquello que San Bernardo recomendara a un carretero: “A Dios rogando y con el mazo dando”.

Sabido es que, con la crisis en pleno apogeo, las religiones y creencias de las más diversas interpretaciones aumentan su membresía buscando en lo espiritual lo que materialmente le es imposible bajo total inflación y carencia de lo más elemental. Desde anestesia para extraer una muela hasta la leche descremada recomendada para ciertos padecimientos crónicos.

Y tal parece que alguien le sopló desde la isla al oído del Papa Francisco la conveniencia de que autorizara cualquier tipo de comida ese Viernes Santo en atención a los tantos avatares alimentarios que vivimos porque eso de pescado solamente resulta contradictorio para una isla sin ellos y, además, carente de sal. Imposible que un alemán lo pueda entender. Hasta los vietnamitas residentes se quedan asombrados.

Entonces llegó el sábado con el último frescor del frente frío número 23 de la temporada. A falta de risas, la gente acudió en sorprendente acto de presencia multitudinaria a uno de los teatros más grandes del mundo en su época: el Blanquita, después Chaplin y ahora Karl Marx (5.500 capacidades) para asistir a un espectáculo humorístico del Centro Promotor del Humor titulado 30 y más riendo.

En fila para acceder al teatro, fuera del guion, ya estaban los primeros chistes improvisados: “Sobre Ucrania han caído más de 20.000 bombas rusas y no se va la luz. Aquí, un pájaro se caga encima de un cable y estamos tres horas sin electricidad. Esperemos no se vaya la luz”.

Luego, en escena, vino lo demás para todos los gustos y colores. No faltó ni un solo detalle en el risible repaso  del acontecer nacional en el que hasta se mencionó al conocido Risto Mejide del Got Talent España. Debieron sonar  oídos en las altas esferas. Cuidado no hayan respondido con una leve sonrisa de compromiso sin alcanzar la categoría de carcajada.

Imposible obviar una recomendación de cara a las urnas: “Si van a votar, háganlo por  Alí Babá, que ya sabemos son cuarenta ladrones. Están contabilizados. Ni uno más ni uno menos”.

Extraordinario espectáculo, a 250 pesos cubanos por cabeza en planta alta. Mucho menos de un euro o dólar en el mercado informal. No pocos rieron con los mismos problemas y preocupaciones que los agobian fuera del lunetario. Es que así somos desde hace centurias.

De un Viernes Santo a un Sábado de Risas, con un “Dios los bendiga a todos” lanzado al finalizar desde el escenario y donde también el mazo estuvo dando por poco más de dos horas.

Más información