“Árbol que nace torcido”…
Nunca su cuerpo endereza”, reza un dicho popular. Tal aserto haría imposible toda iniciativa transicional. Excepto las experiencias primigenias, evolucionistas o de rupturas históricas mayores, todas las demás niegan el dicho popular.
Reformar una “politeia” es posible bajo procesos exigentes
Alemania lo hizo y lo proclamó en 1949, explícita y precisamente, bajo condiciones difíciles, en el Preámbulo de su “Ley Fundamental”. Asociada, no a cualquier cambio, sino a la procura de un “nuevo orden” ¡Que valga la referencia!
La manía de asociar transición a cualquier cambio político no tiene base
Nuestra obra, para transiciones efectivas, asume tres objetivos: 1) alcance más amplio de la disciplina, 2) optimización de resultados, con un conjunto mayor de variables-objetivo y 3) incorporación de medios de mantenimiento de esos resultados.
Hoy, el cometido preciso enfrenta resistencias mayores
Lo que requiere cualquier simple cambio de gobierno fue resuelto, con apoyo académico, hace mucho, en la Presidencia de Roosevelt: la llamada “Luna de Miel” o “Cien Primeros Días”: el llamado “New Deal”.
Las transiciones, por su parte, requieren un mínimo de quince años
Y en el tiempo actual enfrentan problemas y entorno más complejos. Ya lo hemos afirmado: después de las olas de Huntington y pese a la ignorante sentencia del “Fin de la historia”, enfrentamos las que llamo “Transiciones Retrógradas”.
Nuestra propuesta teórico-metodológica apunta a cambiar la aproximación
“La propuesta que hacemos apunta a la superación de limitaciones identificadas con relación a esos cometidos. En ningún caso, como dicho, renunciar o desatender conocimiento y experiencias conocidos”
La procura es el éxito permanente
Se propone reunir la múltiple y variada experiencia en procesos transicionales políticos y económicos, para su éxito permanente basado en su más amplia definición, conducción y administración. Tal como expuesto, una mayor exigencia.
