Préstamos rápidos: qué son y cómo funcionan

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Préstamos rápidos: qué son y cómo funcionan

Es necesario conocer las principales diferencias entre un préstamo rápido y un préstamo o crédito convencional.

Billetes de euros

Billetes de euros

En contra lo que se suele pensar, apostar por la contratación de un préstamo rápido puede ser una salida a corto plazo para solventar ciertos problemas económicos. Muchas personas contratan estos servicios para sufragar gastos inesperados o hacer frente a liquidaciones o deudas.

Sin embargo, obtener dinero rápido también presenta una serie de responsabilidades que el contratante debe conocer antes de aceptar estos servicios. Entre otras, es importante que la persona que contacta con estos servicios comprenda la necesidad de devolver el dinero en un plazo determinado y sepa con cierta seguridad que tendrá a disposición el capital.

Préstamos rápidos: qué son y cómo funcionan

Antes de nada, es necesario conocer las principales diferencias entre un préstamo rápido y un préstamo o crédito convencional. Los préstamos rápidos son emitidos por entidades financieras privadas y no por bancos o cajas de ahorros. En la práctica, ello significa que los trámites a los que tendrás que hacer frente para acceder al dinero serán menores en este tipo de empresas que en un banco convencional.

Como su propio nombre indica, una vez que se ha cumplimentado la solicitud y se ha aprobado el préstamo, este tipo de servicios proporcionan el capital de manera increíblemente rápida. Las cifras dependen de la entidad contratada, ya que algunas permiten acceder únicamente a 300 € mientras que otras amplían su apuesta hasta los 60.000 €. En cualquier caso, siempre se deben cumplir una serie de condiciones que la entidad verificará para aprobar el crédito.

Al igual que otros contratos económicos, los préstamos rápidos deben devolverse con ciertos intereses a la entidad. Así, siguiendo el mismo esquema que fijaba la cantidad de dinero, cada entidad posee sus propios términos y fija la fecha de devolución en un periodo determinado. Este puede abarcar desde los 30 días naturales desde la emisión del capital hasta los 50 meses.

Oportunidades y condiciones para pedir un préstamo

Tal y como hemos comentado, los préstamos rápidos gozan de mala fama. Pese a ello, son muchas las familias o pequeñas y medianas empresas que acuden a este tipo de créditos para hacer frente a gastos imprevistos tales como averías, pago a trabajadores y otras situaciones.

No obstante, debes considerar algunas cuestiones antes de solicitar estas ayudas. En primer lugar, el plazo y los intereses de devolución son cruciales. Pedir este tipo de ayudas es ideal si sabes que en un par de días o semanas tendrás acceso al capital necesario para devolver la cifra. De no ser así, quizás debas contratar un crédito de menor cantidad o buscar otras alternativas. Además, no olvides comparar dónde encontrar el mejor préstamo.

En segundo lugar, los expertos recomiendan no acumular préstamos rápidos. Acceder de vez en cuando a estos fondos puede ser una salida idónea, pero acumular créditos acabará por afectar negativamente a la economía familiar y generar multitud de intereses.

Por último, se debe, intentar evitar los préstamos si el círculo familiar o la empresa no genera ingresos en estos momentos. Ten en cuenta que deberás devolver el dinero a corto o medio plazo, de modo que debes asegurarte de disponer de tal cantidad llegado el momento.

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