Estados Unidos y Polonia criticaron conjuntamente la construcción del gasoducto ruso-alemán Nord Stream 2, pues según argumentan «amenaza la seguridad general y la estabilidad de la política energética europea». Así lo afirmó en Varsovia el secretario de Estado norteamericano, Rex Tillerson. El proyecto aumenta la dependencia del suministro ruso, advirtieron además el jefe del Gobierno polaco, Mateusz Morawiecki, y el ministro del Exterior, Jacek Czaputowicz.
Polonia lleva años criticando el proyecto de gasoducto en el mar Báltico y acusa a Alemania de llevar a cabo una política egoísta evitando el paso por Polonia y Ucrania. Estados Unidos, por su parte, quiere ampliar sus exportaciones de gas licuado a Europa central y del Este. En junio de 2017, Polonia recibió su primer suministro procedente de Estados Unidos.
Durante su visita de dos días, Tillerson aseguró a Polonia el apoyo de Washington contra Moscú y alabó al país anfitrión, calificándolo de «maravilloso aliado democrático».
Sin embargo, la Unión Europea ve amenazada la justicia polaca tras varios cambios legislativos y, por primera vez en la historia de la alianza, inició un proceso sancionador por el que Polonia podría perder su derecho a voto.
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