Pensionistas prematuros

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Pensionistas prematuros

Hoy entre las listas de pensionistas hay regiones, como Asturias, donde uno de cada tres tiene menos de 65 años, la edad fijada para la jubilación.

Marea marrón

Algunas veces da la impresión de que se buscan culpables de que el sistema de pensiones esté en peligro, que efectivamente lo está. Y seguro que los hay con diferente grado de responsabilidad aunque con frecuencia parece que los únicos son los propios pensionistas que han cogido la mala costumbre de tardar más en morirse y dejar de cobrar lo que realmente debería corresponderles después cotizar muchos años.

Durante bastantes años, sí, han pasado ya por la humillación de recibir en diciembre una carta de la ministra de Trabajo comunicándoles la gran nueva de que la cantidad que perciben mensualmente aumentaría en un espectacular 0,25 por ciento que, con los correspondientes descuentos, dudosamente les llegaría para contestarle dándole las gracias por tan admirable mejora. Al margen de esa tomadura de pelo, evitable con una patriótica, digna y durante un tiempo asumible congelación, hay otras razones, ya digo, que explican lo que ocurre.

Algunas son bien sabidas y casi todas consecuencia de las drásticas medidas de austeridad impuestas durante la crisis a las clases más modestas. El aumento del paro, con el consiguiente descenso de las cotizaciones y la precariedad de los empleos que se generaron desde entonces, mal pagados e inseguros, fue un motivo para que se recurriese a la hucha de las pensiones y, de paso, se aprovechase para hacer propaganda de la conveniencia de formalizar planes de pensiones privados.

Y hay algo más. Durante estos años últimos no solamente se facilitaron ERE a destajo en las empresas, incluidas las públicas, sino que se propiciaron. Se llegaron a hacer prejubilaciones de profesionales con 40 y 42 años de edad de manera que hoy entre las listas de pensionistas hay regiones, como Asturias, donde uno de cada tres tiene menos de 65 años, la edad fijada para la jubilación.

Los pensionistas han vivido mucho tiempo relegados a su conformismo. No suele ser un colectivo que se movilice reivindicando derechos o exigencias. Pero lo está haciendo porque se han dado cuenta de que si no protestan seguirían siendo olvidados sine die salvo, eso también hay que reconocerlo, durante los periodos electorales en que su voto es muy codiciado. Ellos no son los que cometieron los errores, quienes los cometieron son otros y ahora deben enmendarlos.

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