El 7 de marzo de 1983, el futbolista Lutz Eigendorf falleció tras sufrir un accidente de tráfico. Su trágico destino, que muchos atribuyeron a un simple infortunio, estuvo rodeado de un gran misterio y ahora, cuando se cumplen 35 años de su muerte, hay indicios que apuntan a que la Stasi, la Policía política de la extinta República Democrática Alemana (RDA), tuvo algo que ver. Aunque no existen pruebas fehacientes que demuestren que detrás de este siniestro se oculte la mano de la temida Policía del régimen comunista, a nadie se le escapa que Eigendorf no era un deportista al uso.
Tras defender los colores del considerado el equipo predilecto de la Stasi, el BFC Dynamo, Eigendorf decidió huir de la RDA en 1979. En un momento en que las dos Alemanias todavía permanecían separadas por el Muro de Berlín, el centrocampista aprovechó que disputaba un partido amistoso ante el Kaiserslautern para darse a la fuga.
A partir de ese momento, el otrora admirado internacional pasó a ser considerado un «traidor de la madre patria» y se convirtió en uno de los principales objetivos que la inteligencia del este de Alemania mantenía en su punto de mira.
De la gran obsesión que la Stasi sentía por su persona dan cuenta los 2.600 documentos y las cerca de mil actas en las que tanto agentes como fiscales del desaparecido régimen escudriñan cada paso que daba el jugador.
Más de tres décadas después de su fallecimiento, muchos interrogantes se mantienen. ¿Permitió la Stasi que Eigendorf fuese asesinado? ¿Planeó al menos hacerle daño? ¿O la muerte de Eigendorf se debió exclusivamente a que conducía bajo los efectos del alcohol?
Lo que se sabe con certeza, porque así lo atestiguan documentos oficiales de la RDA, es que la Stasi empleó a al menos 20 espías para seguir únicamente los movimientos del jugador y de sus familiares.
«Mi mayor deseo sería traer aquí a mi familia lo antes posible», admitió el futbolista en una entrevista concedida a la televisión pública de la República Federal Alemana que fue interpretada como toda una provocación por los mandamases de la Stasi.
De ahí que el fatal accidente ocurrido en la noche del 5 de marzo de 1983 bajo una intensa lluvia haya dado lugar a numerosas especulaciones y teorías conspiratorias. Eigendorf se estrelló contra un árbol con su Alfa Romeo. Los análisis posteriores revelaron que conducía bajo los efectos del alcohol.
Dos días después murió en el hospital debido a las graves heridas que el siniestro le provocó tanto en la cabeza como en el pecho. Varios indicios apuntan a que el alcohol le fue introducido por la fuerza y que posteriormente habría perdido el control del vehículo.
Un empleado no oficial de la Stasi confesó años después que había recibido una orden de la Stasi para asesinar a Eigendorf pero precisó que ésta nunca llegó a ejecutarse.
Juristas y otros expertos que se ocuparon intensamente del caso señalaron, no obstante, que la teoría del asesinato no se sustentaba. Contar con evidencias fiables tampoco es posible a día de hoy, porque una ingente cantidad de documentos que la Stasi atesoraba sobre Eigendorf permanece ilocalizable.
Casi cuatro décadas después el misterio continúa envolviendo la figura de una leyenda que tras escaparse de la RDA tuvo que esperar durante un año a que la FIFA le levantase una sanción para poder cumplir su gran sueño: debutar en la Bundesliga.
Eigendorf se estrenó en el campeonato nacional germano el 11 de abril de 1980 defendiendo los colores del Kaiserslautern. Un año después fue fichado por el Eintracht Braunschweig.
