La prestigiosa publicación británica The Economist ha entrado de lleno en el debate sobre las retribuciones de los altos ejecutivos bancarios. La línea editorial de esta revista, claramente conservadora y liberal, no le impide, sin embargo, reclamar a Wall Street la negociación de un nuevo pacto con la sociedad. Los editorialistas de este medio eluden centrar el debate en la necesidad de pagar los mejores sueldos a los mejores. Un argumento simplemente inasumible tras la debacle financiera reciente aún.
Explica a cambio que los buenos gestores consiguen que suban los precios de las acciones y contribuyen a la riqueza de quienes pagan los impuestos por dos vías: la de propiciar la riqueza de los accionistas y la de elevar la solvencia y la capacidad de pago futuro de los fondos de pensiones. De modo que está bien que se pagué más a quien mejor lo haga. Aun así, The Economist considera que durante unos años, los sueldos deberían bajar. Sin el dinero de los Estados, con el endeudamiento correspondiente, ya no habría negocio.
