La excusa es el affaire Bárcenas pero hace tiempo que Cospedal se la tenía jurada a Javier Arenas que es especialista en hacer poco pero que luzca mucho. En sus años de continuo fracaso electoral en Andalucía se las ha apañado para permanecer en Génova como si fuera candidato ganador.
Nadie duda de la capacidad de supervivencia del “camarada” Arenas pero esta vez tiene enfrente a una rival dispuesta a bajarle de sus privilegios que no son pocos. La situación del sevillano en la ejecutiva del PP es kafkiana, sería como si Leguina hubiera permanecido en los órganos de gobierno de Ferraz teniendo en cuenta que el PP ganó en Madrid con Gallardón, es decir que el PSOE no gana en Madrid desde 1995 en la Comunidad y desde Barranco en la capital, ¡en 1989! Pues Arenas no ha ganado en Andalucía nunca, y eso a pesar de las veces que se ha pavoneado de su inminente victoria.
Cospedal lo tiene fácil porque le basta con recordar que él propició el encuentro entre los Bárcenas y Rajoy, y que es posible que el residente en Soto del Real, (que hoy cumple años), tire de grabaciones de aquel memorable encuentro entre caballeros, era Groucho el que decía: “disculpe si les llamo caballeros pero es que aún no les conozco del todo”. Arenas ejerció de secretario general cuando ya estaba Cospedal en el cargo y esas sutilezas se enfangan cuando salen a la luz y se entera la propia interesada.
El problema lo va a tener Rajoy que es tan dado a recolocar peones en el organigrama. Si supiera idiomas lo podría enviar a una embajada, también lo puede acoplar a la “Marca España” como director general de gambitas de Huelva y vinitos de Sanlúcar, ahí Javier Arenas se crece hasta ganarse el apelativo de campeón. Cualquier destino es bueno y así Cospedal le hace cumplir una orden de alejamiento.
