Rajoy: el poder soy yo

Opinión

Rajoy: el poder soy yo

Después de tres décadas largas, el poder vuelve a unas solas manos. Ya no se oye por ahí reivindicar todo el poder para loa soviets. Los soviets han fracasado, han metido la cabeza debajo de la hoz y el martillo, y se han ido a sus dachas a rememorar tiempos que pocos echan de menos. Aquí está comenzando la era Rajoy bajo la hégira del poder concentrado de nuevo. Estuvo durante cuarenta años a la sombra de los fusiles, pero ahora vuelve a aglutinarse en otra cabeza gallega aunque con la diferencia de que en esta ocasión no se cubre con gorra de plato y el cambio es consecuencia de la voluntad popular.

Las elecciones del domingo han dejado a disposición de la decisión suprema de Mariano Rajoy la dirección del Gobierno, la decisión del Congreso y el Senado, la telegobernación de las comunidades autónomas, de los ayuntamientos más importantes, de las diputaciones que resisten contra viento y marea, la línea editorial de casi todas las televisiones, de la Fiscalía del Estado, de muchos periódicos y emisoras de radio, y por un tiempo, de la inspiración del pensamiento casi único que amenaza con guiar nuestras vidas.

Será un cambio brusco en nuestras vidas, pendientes del milagro de que la economía dé un vuelco y la crisis se despida para un largo periodo de vacaciones. Las elecciones han sido admirablemente limpias y envidiablemente tranquilas. El Parlamento se queda más fragmentado que el israelí, así que voces de oposición dispersas clamando en el desierto no van a dejar de escucharse mientras el enigmático presidente, sin perder la calma ni precipitar los tiempos, moverá los resortes del poder con la confianza de que el tiempo todo lo acaba arreglando.

Rajoy es inteligente, conoce la responsabilidad que le han echado sobre sus espaldas los votos, pero no ignora que por encima de sus poderes superpuestos hay una dinámica internacional de catástrofe y unos mercados dominados por la avaricia y la irresponsabilidad con los cuales es dudoso que vaya a poder tenérselas tiesas.

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