Vacaciones extrañas

Opinión

Vacaciones extrañas

Los marbellíes, mayormente los que accedieron a la condición de marbellíes por la vía de sus negocios, están encantados con la visita en formato de vacaciones breves, y más que breves extrañas, de la primera dama de los Estados Unidos. Ha sido una suerte para nuestra maltrecha economía turística ese golpe de propaganda así que bienvenido haya sido y que Michelle, sus hijos y, mejor aún su marido, vuelven pronto. Pero visto desde los Estados Unidos, incluso desde aquí con óptica realista, las vacaciones de una parte de la familia presidencial norteamericana resultan más extrañas que encontrarse por la calle un marciano disfrazado de torero. No sé explica bien que unos políticos de tan fino instinto para los sentimientos de la opinión publica hayan caído en plena crisis, en época de tan obligada imagen de austeridad, en un dispendio tan inexplicable y poco edificante como han sido esas vacaciones. Al margen de los costes brutales del viaje y la estancia, con un séquito capaz de hacer sombra a los de los jeques árabes que le han colocado a la ciudad el estigma del derroche, Marbella ostenta también la deshonrosa imagen de la corrupción política. Todo muy poco compatible con las prédicas que llevaron a Barack Obama a convertirse en el primer negro que accedió a la Casa Blanca y en la esperanza mundial, no sólo norteamericana, puesta en una sociedad más justa, sin tantos casos de pobreza y tantos alardes de riqueza. Michelle, precedida de una fama de mujer inteligente y de actitudes sobrias, se ha comportado en Marbella como una nueva rica cuyas fotografías están decepcionando a sus conciudadanos. Las críticas arrecian sobre el matrimonio Obama después del despilfarro con el dinero de todos. Es un nuevo golpe para la popularidad del Presidente. Y es una confirmación de que los políticos con poder por mucha austeridad que prediquen siempre incurren en la tentación que brinda el usufructo del poder. El viaje de Michelle Obama a Marbella es a los Aznar el bodorrio de El Escorial.

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