El cielo amenazador

Sociedad

El cielo amenazador

Ya otras veces ha pasado lo mismo con otros artilugios espaciales y, hasta ahora ninguna lluvia de chatarra espacial ha provocado ni víctimas ni daños. A lo largo del día de hoy, no importa que amanezca soleado o lluvioso, caerá del cielo un alud de chatarra espacial que, si fuésemos suficientemente precavidos, debería obligarnos a salir a la calle con casco. No lo haremos, claro, porque un casco es un engorro que hace sudar la gota gorda y al fin y a la postre al primer golpe se abolla y, lo peor, abolla también lo que hay debajo.

El problema es que desde hace unas horas rondan por encima de las nubes que vemos en el horizonte siete toneladas de restos de un transportador espacial ruso llamado Progress, que se ha descontrolado – como les ocurre a muchas personas aunque no sean rusas –, y lleva varios días orbitando la tierra sin otro rumbo que el de encontrar un agujero para volver a su planeta original.

Y su origen es la Tierra, tan pequeñita vista desde lo alto, y siempre tan expuesta a todos los males. No se sabe el lugar exacto en el que caerá; lo sabremos a la largo del día, lo mismo que sabemos que antes su estructura se desarmará, buena parte se desintegrará, y lo que nos amenaza son trozos que, sin ánimo de asustar, si nos dan en la calva pueden hacer daño; mucho.

Así que, paciencia, a salir de casa con el pie derecho y mirar de vez en cuando para arriba. Ya otras veces ha pasado lo mismo con otros artilugios espaciales y, hasta ahora ninguna lluvia de chatarra espacial ha provocado ni víctimas ni daños. Pero nunca hay que cantar victoria. Ser el primero en morir de un coscorrón cósmico puede resultar memorable pero gracia no tendría ninguna.

Más información