Adiós a una bocazas

Empresarios

Adiós a una bocazas

Diego Carcedo, periodista

Oriol, que en la distancia corta es una mujer cordial y simpática, cuando agarra un micrófono se queda sola diciendo disparates. Mónica de Oriol, que en los últimos tiempos se había consagrado como la mayor bocazas del Reino, título tan escasamente honroso como difícil de lograr, abandona. Se suma a la renovación de cargos que se está produciendo en nuestro país y ha anticipado que no se presentará a la reelección como presidente del Círculo de Empresarios, un puesto en el que reflejó en múltiples ocasiones su nula capacidad diplomática y, por el contrario, su capacidad extraordinaria para meter verbalmente la pata.

Oriol, que en la distancia corta es una mujer cordial y simpática, cuando agarra un micrófono se queda sola diciendo disparates. Es lo que piensa, aseguran sus allegados, y no consigue contenerse ante la ocasión de expresarlo. Pero las cosas que dice cuando habla de los trabajadores y de los derechos laborales sonarían disparatadas hasta para incorporarlas al guion de una película sobre la esclavitud. Nadie en los tiempos que corren ha mostrado tanta incontinencia verbal a la hora de plantear la necesidad, que defiende a capa y espada, de mano dura con el obrero y similar.

Afirma que el trabajo que le supone el cargo, por el que tanto peleó otras veces, no le compensa los sinsabores y las presiones que le reporta. Y en eso debe de tener razón porque cada vez que abre la boca los sindicatos, muchos políticos y los medios de comunicación se le echan encima con críticas despiadadas. Ya debe de estar harta de tener que salir luego al paso negando lo dicho a pesar de la evidencia de las grabaciones que lo perpetúan o de asegurar que fue mal interpretada, cosa difícil dada la claridad con que se expresa.

También es probable que influya en su decisión el temor a hacer el ridículo en las urnas. Habrá empresarios que coinciden con sus apreciaciones pero la inmensa mayoría no ocultan en privado que les horroriza que su presidenta les haga aparecer continuamente como empleadores tiranos. Los que conocen la realidad del Círculo por dentro opinan que muchos de sus respaldos iban a flaquearle. Así que dice adiós sin que parezca, de momento, que nadie derrama lágrimas por tan reparable pérdida.

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