Ocho que ochenta

Cuba

Ocho que ochenta

La historia lo ha demostrado que, en ocasiones, los indecisos son los que deciden.

Móvil con redes sociales

Redes sociales

Para nadie es un descubrimiento que, si pretende tomar el pulso a la realidad de la Cuba de hoy, será necesario proveerse de un esnórquel con careta y sumergirse en las poco profundas redes sociales. Allí, como complemento, el muestrario será bastante amplio, aunque incompleto.

Un analista serio, comprometido con su profesión, podrá evaluar quiénes llevan la delantera en esa constante confrontación entre enemigos, adversarios, defensores de un sistema y otros a tener en cuenta. También encontrarán no pocos que destilan odio, pesimistas, optimistas y, lo más triste de la investigación, aquellos que hacen gala de esa expresión española que les da lo mismo ocho que ochenta.

Esa aparente neutralidad o conformismo no puede ser más dañina en una sociedad que trata de levantarse y recuperarse de no pocos avatares. Tal vez un psicólogo pueda anunciar con palabras potables cuáles son las razones para ese estado abúlico, carente de voluntad hasta para enfrentarse al problema más sencillo.

El poder de inmediatez de la radio ha llegado también a las redes. Sin importar el lugar o la hora, ahí estará el comentario con sus detractores y partidarios, ambos dispuestos a regarlo como avioneta de fumigación arrocera por todo su entorno.

Gente de cuidado los que piensen así porque al decir también popular, no es lo mismo ocho que ochenta. La historia lo ha demostrado que, en ocasiones, los indecisos son los que deciden.

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