Compartir piso también empieza a ser misión imposible para los jóvenes

Compartir piso también empieza a ser misión imposible para los jóvenes

En más de 20 capitales de provincias un joven debería dedicar más del 30% de su salario para pagar un alquiler compartido.

Pisos

Vivir solo de alquiler se ha convertido algo al alcance de muy poca gente. El aumento en los precios de los alquileres convierte en misión imposible ‘abandonar el nido’. Y menos aún en solitario. Pero la opción de compartir vivienda tampoco es que sea ya asumible para todos los bolsillos. Lo que en otras épocas era algo para estudiantes ‘de fuera’ cada vez se convierte más en una alternativa para jóvenes con trabajo que no ganan lo suficiente para afrontar ellos solos este pago mensual. Y aún así no todos pueden afrontarlo.

Un joven debería dedicar el 30% de su salario neto para asumir el coste del alquiler de un piso compartido en España, según los datos del ‘Observatorio de la Emancipación’ publicado por el Consejo de la Juventud. No obstante, habría capitales en las que no tendría suficiente con esa cantidad para afrontar la factura mensual de vivir en un piso compartido.

En concreto, en las siguientes 21 capitales de provincia: Alicante, Barcelona, Bilbao, Burgos, Cádiz, San Sebastián, Girona, Huelva, Madrid, Málaga, las Palmas de Gran Canaria, Palma, Pamplona, Santa Cruz de Tenerife, Segovia, Sevilla, Soria, Tarragona, Valencia, Vitoria-Gasteiz y Zaragoza.

Tal y como se recoge en el mencionado informe, la renta media del alquiler de un piso compartido es de 287 euros al mes y en el caso de un hogar formado por dos personas la cifra máxima que podrían asumir es de 563 euros. Estas cantidades parecen ‘cosa del pasado’ en ciudades como Madrid o Barcelona, donde el boom del alquiler hace estragos.

Estos obstáculos han provocado que la tasa de emancipación en España se haya situado en mínimos históricos. Según el Consejo de la Juventud, apenas el 18,6% de las personas entre 16 y 29 años de España dejan el hogar familiar, la cifra más baja desde finales de 2002. Y es que, tal y como se apunta en este ‘observatorio’, “la consecución de un puesto de trabajo tampoco es garantía suficiente de tener una mínima solvencia económica”. Y menos aún cuando uno de los requisitos que más se exige ahora para comprar o alquilar una vivienda libre es demostrar una “sólida capacidad adquisitiva”.

Un minipiso, lo máximo a lo que aspirar

Un minipiso, como mucho. Este estudio que apunta que un joven con trabajo únicamente podría alquilar una vivienda de 25,4 metros cuadrados sin destinar más del 30% de su salario. En el caso de dos personas esta cifra se dobla hasta los 51,2 metros cuadrados. Nada más.

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