¿Rescate internacional para Turquía? Erdogan no tendrá una salida tan fácil

Crisis de Turquía

¿Rescate internacional para Turquía? Erdogan no tendrá una salida tan fácil

La deuda corporativa en Turquía ha pasado de suponer en 2004 un 20% del PIB a casi un 70% en 2017, más de la mitad en deuda extranjera.

Donald Trump y Recep Tayyip Erdogan

La historia se ha hecho tristemente conocida en los últimos años: un país sobrendeudado, una moneda que se hunde, riesgo de contagio y, finalmente, un costoso rescate financiero mundial. Sin embargo, no será tan ‘sencillo’ en el caso de Turquía, fundamentalmente porque su problema no es la deuda soberana, sino la empresarial, lo que complicaría cualquier asistencia internacional ya de por sí difícil por las tensiones diplomáticas.

Incluso con el avance de ayer, la lira ha perdido una cuarta parte de su valor en el último mes frente al dólar, mientras que la caída en el acumulado del año es de un 50%. Aunque el desencadenante último del pánico en los mercados ha sido la crisis diplomática entre Washington y Ankara por el pastor protestante Andrew Brunson, detenido en Turquía, la economía del país acumula fuertes desequilibrios.

Tal y como señala la gestora DWS, la economía turca se encuentra sobrecalentada, con un crecimiento de un 7,4% del PIB pero una inflación disparada del 14% y un déficit por cuenta corriente del 6,4% del PIB. La mejora de la economía en los últimos años se ha visto especialmente impulsada por el consumo, a base de endeudamiento, con el resultado de que la deuda corporativa ha pasado de suponer en 2004 un 20% del PIB a casi un 70% en 2017 y, lo más preocupante de todo, más de la mitad en deuda extranjera.

Este fuerte endeudamiento en moneda extranjero es el que hace especialmente preocupante el desplome de la lira turca. De acuerdo con los cálculos del mercado, habría alrededor de 220.000 millones de dólares en deuda externa empresarial.

Sin embargo, las posibilidades de un rescate internacional no son demasiado claras. El propio presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, puede mostrar una fuerte aversión a la “medicina” habitual del Fondo Monetario Internacional (FMI), que significaría el fin de los obsequios fiscales para el electorado, entre otras cosas. Además, EEUU ya han señalado que no apoyarían una operación de rescate de las instituciones internacionales para Turquía. El FMI obtiene un 17,5% de su financiación de EEUU.

Elke Speidel-Walz, Economista Jefe de Mercados Emergentes de DWS, lo resume de este modo: “La crisis financiera de Turquía no fue causada por EEUU, sino a lo sumo desencadenada. El hecho de que Ankara permitiese que la inflación se descontrolara y que dependiese a corto plazo los préstamos externos para financiar el déficit de cuenta corriente son esencialmente las razones de la crisis”.

Por el momento, por lo tanto, no hay más alternativa que esperar y ver a qué presión externa cede Erdogan, consideran los expertos de DWS, aunque también es posible que el presidente turco se mantenga en su línea poco ortodoxa. “El apoyo de China o Rusia posiblemente le permita persistir en la situación actual por más tiempo”, apuntan.

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