La confesión de Diego García Arias, que hoy publica Cadena Ser, apunta a González como el actor que controlaba el negocio de las comisiones y el reparto de las mismas entre los implicados. García Arias fue detenido en el verano de 2017 y se ha convertido en el principal delator del caso Lezo.
En la grabación de su declaración en diciembre explica cómo se compró Emissao desde el Canal y cómo el hombre fuerte de Ignacio González en la empresa pública, Edmundo Rodríguez Sobrino, le explicó que se había decidido una mordida conjunta de seis millones de euros: “Esa es la comisión que deben pagar, ya está hablado, solo te tienes que reunir con él. Tres millones de dólares tienen que ser para España y tres millones para Colombia, yo me encargo de repartir esta parte. De la parte de España son dos para mí, es decir, para Ignacio González, y otra parte para la persona que me ha ayudado mucho y me trajo el negocio, Luis Vicente Moro (exdelegado del Gobierno del PP en Cetuta). Dos y uno”, recoge la grabación.
Declaró que González es quien diseñó el reparto y que el propio Sobrino admitió que los problemas legales de Ignacio González con el ático de lujo en Estepona le impedían poder recibir las mordidas en ese momento: "1,8 (millones) para Ignacio González y 900.000 para cuatro personas, que éramos Diego García (en referencia a él mismo), Edmundo Rodríguez, Luis Moro y Ramón Navarro. Entonces Edmundo me dice: la parte de Ignacio González la voy a recibir yo porque Ignacio está de mierda hasta aquí, no tiene cómo procesar dinero y no tiene como sacar, no tiene como hacer nada y me ha pedido que sea yo quien lo tenga”.
El Canal de Isabel II compró la sociedad local Emissao por 30 millones de dólares, y en su declaración como uno de los ejecutores del presunto pelotazo Diego Arias explica al juez Eloy Velasco cómo el empresario brasileño y dueño de la empresa Emissao, Sebastiao Cristovam, rebajó la comisión a 5,4 millones de dólares para tener un margen con el que “pagar los impuestos” fuera de las mordidas.