En concreto, los auditores utilizaron el nombre clave de ‘Hippocrates’ para referirse al banco español, algo que no ha pasado desapercibido a algunos observadores del sector, que se preguntan si los auditores tiraron de ironía al nombrar a un banco ‘enfermo’ con el nombre del médico más famoso de la historia o si eran ellos los que se consideraban los ‘sanadores’ del sector.
En todo caso, la cirugía de Banco Popular parece haber dejado secuelas, con las demandas acumulándose en la mesa de la Audiencia Nacional por la actuación de los antiguos gestores del Popular y de la propia autoridad europea.
El polémico informe de Deloitte contemplaba tres escenarios posibles para realizar su valoración sobre el Popular: en el más optimista de todos se le daba una valoración positiva de 1.300 millones de euros y en el más pesimista de -8.200 millones. En el escenario base la valoración era también negativa, de -2.000 millones de euros.