Así fue la madrugada de locura que dictó la sentencia sobre el Popular

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Así fue la madrugada de locura que dictó la sentencia sobre el Popular

El BCE desencadenó la intervención y posterior venta del banco en menos de 24 horas.

Emilio Saracho, presidente de Banco Popular

Hasta ayer mismo, los ya antiguos responsables de Banco Popular habían defendido que el grupo estaba contemplando diversas opciones de futuro para el banco, que pasaban por una venta o por una ampliación de capital. Sin embargo, los acontecimientos se han precipitado en las últimas horas hasta el final conocido: el Santander es el nuevo dueño tras pagar por el banco un precio simbólico de un euro.

En la jornada de ayer, Emilio Saracho, que se hizo a principios de año con los mandos del Popular en sustitución de Ángel Ron, se reunía junto al consejero delegado, Ignacio Sánchez-Asiaín, con las autoridades del Banco Central Europeo (BCE). La idea, en principio, pasaba por solicitar al supervisor único de la zona del euro liquidez extra para afrontar las últimas salidas de depósitos que había experimentado la entidad ante el temor de los clientes.

La reunión, sin embargo, desencadenó el fin del Popular cuando el BCE decretó que el banco no era viable. “El deterioro significativo de la situación de liquidez del banco en los últimos días llevó a la determinación de que la entidad no habría podido pagar en el futuro cercano sus deudas u otros pasivos a medida que vencieran”, resumió en un comunicado la institución.

Por lo tanto, el BCE determinó que el banco estaba en riesgo de quiebra e informó de ello a la Junta Única de Resolución (SRB por sus siglas en inglés), que adoptó un sistema de resolución junto con el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) español. Una vez dado este paso, los protocolos de actuación establecen que la próxima vez que el banco intervenido abra sus puertas, ya debe tener un nuevo dueño, que puede ser un competidor o incluso el Estado, según señalan fuentes del sector a ElBoletin.com.

En el caso del Popular, el ‘bail in’ o rescate interno activado supuso la amortización de la totalidad de las acciones ordinarias en circulación de Banco Popular –que estaban valoradas en unos 1.500 millones de euros-, así como de los instrumentos híbridos de capital –el banco tenía en circulación 1.250 millones de euros en CoCos-.

Al mismo tiempo, se procedió a convertir la totalidad de los instrumentos de capital regulatorio de Nivel 2, es decir, unos 650 millones de euros en deuda subordinada, emitidos por la entidad en acciones de nueva emisión del propio banco.

Una vez cargado todo el capital contra pérdidas –sí se salvaron la deuda senior y los depósitos- las autoridades españolas y europeas pidieron a los competidores del Popular que presentaran una oferta. El vencedor de esta subasta ‘exprés’, que en principio habría estado abierta a otros bancos, fue el Santander, que pagará un precio simbólico de un euro, si bien se verá obligado a realizar una ampliación de capital de 7.000 millones de euros para sanear el Popular. El contrato de compra se habría firmado esta misma mañana a las 07:00 horas.

En el caso de que el Santander ni ningún otro banco hubiesen presentado una oferta por el Popular, el banco podría haber acabado siendo nacionalizado o podría haberse creado un banco puente para articular su venta, según han señalado las fuentes del sector.

“No es la especie más fuerte la que sobrevive, ni la más inteligente, sino la que mejor se adapta a los cambios”. Esta conocida cita de Charles Darwin, que el expresidente del Popular Ángel Ron incluyó en la carta a los accionistas que parece en el Informe Anual de 2016, ha acabado siendo profética para un banco que no fue capaz de digerir la exposición al ladrillo que acumuló durante los años de la burbuja.

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