Los argumentos del movimiento ‘okupa’ para defender la ‘toma’ de espacios

Movimiento okupa

Los argumentos del movimiento ‘okupa’ para defender la ‘toma’ de espacios

Edificio ocupado

“No hacemos labor social y humanitaria, lo que queremos es generar redes de apoyo mutuo y crear un mundo fuera de la lógica mercantil. No queremos cubrir los agujeros de miseria que crea el capitalismo, queremos acabar con ellos”, han asegurado desde el ‘Banc Expropiat’. El desalojo del ‘Banc Expropiat’ en Barcelona está despertando, una vez más, el debate sobre los Centros Sociales Ocupados Autogestionados (CSOA). Al margen de la eterna discusión a favor y en contra de la propiedad privada, el movimiento ‘okupa’ tiene sus propios argumentos, con un sinfín de matices, para legitimar la ‘toma’ de un espacio del que no tienen la titularidad.

Y es con estos matices con los que muchos vecinos del barrio de Gracia se han opuesto a las cargas policiales, que pretenden ‘arrancar de raíz’ a unos ‘okupas’ que han dado vida al barrio: “A mí me parece que este local es nuestro, es de todo el público, por la sencilla razón de que lo hemos pagado todos los ciudadanos de a pie. ¿Por qué ahora vienen y te lo quitan cuando era una cosa que sólo ayudaba, lo que no hacen los políticos?”, respondía una mujer octogenaria, preguntada por el desalojo del centro.

Un parecer que comparten muchos vecinos de todos los CSOA que se reparten por el país y que esgrimen tres argumentos principales.

Son redes de colaboración

“No hacemos labor social y humanitaria, lo que queremos es generar redes de apoyo mutuo y crear un mundo fuera de la lógica mercantil. No queremos cubrir los agujeros de miseria que crea el capitalismo, queremos acabar con ellos. Y, por ello, todas las herramientas son válidas y necesarias”, asegura el último comunicado del Banco Expropiado.

Y es que, el movimiento ‘okupa’ ha abanderado desde sus inicios la creación de un modelo de ciudad alternativo basado en la cooperación. En los CSOA se imparten clases, talleres y cursos; se gestionan ayudas a los vecinos en situación de emergencia social; se potencia el diálogo y el debate abierto. Todo esto sin afán de lucro y, generalmente, en horarios diurnos, como era el caso del ‘Banc Expropiat’.

Era un “espacio positivo para el barrio”, aseguran desde la PAH de Barcelona, entidad que ha criticado su desalojo desde el principio.

Sitúan a la comunidad por encima de la propiedad privada

“Esto no es un conflicto entre privados, es un conflicto entre dos formas de vida: las que queremos una vida en común y relacionarnos mediante redes de apoyo mutuo tejidas entre iguales y aquellos que lo que defienden es la propiedad privada -independientemente del uso que se haga- y la supremacía de unos sobre otros”, afirman desde el Banco Expropiado, en consonancia con la opinión del movimiento ‘okupa’.

En muchas ocasiones, los militantes de este movimiento suelen legitimar la ‘toma’ de un espacio mediante la deslegitimación de su propietario. En el caso del ‘Banco Expropiado’, el centro era propiedad de Caixa Cataluña, una de las cajas que tuvieron que ser rescatadas por el Estado –con dinero público- durante la crisis económica. Por ello, muchos de sus usuarios consideran que los ciudadanos son los propietarios de este espacio y no la Caja en cuestión.

Actualmente, este espacio del barrio de Gracia es titularidad de Manuel Bravo Solano. Un hombre que “representa una forma de vida basada en la competitividad voraz, el todos contra todos, el beneficio individual a costa del perjuicio colectivo: la ley de la selva capitalista, donde los más fuertes aplastan a los más débiles y no hay lugar para la cooperación, la solidaridad o la ayuda mutua”, según el comunicado publicado por el centro social.

Una vez más, el movimiento ‘okupa’ deslegitima a su actual propietario y considera que tienen “toda la legitimidad del mundo para hacer lo que estamos haciendo. Somos miles y él es uno”. Un argumento que también utilizan para criticar a los cuerpos de seguridad del Estado, que actúan en favor de un único individuo en lugar de por el bien de una comunidad.

Son espacio autogestionados

Por otro lado, el Ayuntamiento de Barcelona ha ofrecido al Banco Expropiado una alternativa a la que trasladarse para dejar el centro a disposición del titular. Sin embargo, sus usuarios lo han rechazado de pleno. Y es que, el sello de identidad de este tipo de centros es que son autogestionados.

Esto significa que, en todos estos espacios, las normas de utilización, los horarios y la repartición del espacio se realiza de manera asamblearia, a conveniencia de los vecinos y conforme cambiaban las circunstancias. Una libertad que temen perder en caso de trasladarse a un local municipal.

“No queremos otro espacio, queremos este, donde está, con sus vecinas. El Banco es nuestro porque la hemos construido segundo a segundo con todas las personas que han ido pasando y que la han hecho vibrar con cientos de experiencias diferentes; el Banco es nuestro y lo defenderemos hasta el final”, han señalado.

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