No sólo en la banca: la digitalización de la sanidad pública excluye también a las personas mayores

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No sólo en la banca: la digitalización de la sanidad pública excluye también a las personas mayores

Del comienzo de la pandemia, la Asociación de Defensa del Paciente, no ha parado de recibir llamadas de personas mayores por problemas que han tenido para acceder a la sanidad.

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Estetoscopio

La digitalización en los procesos administrativos no ha parado de crecer desde la llegada de la pandemia del covid-19. Ahora, las citas por teléfono con el médico de cabecera o las gestiones bancarias online, son una realidad que parece que no vaya a desaparecer. Sin embargo, esto que podría parecer un avance, está dejando atrás a un segmento de la población: la tercera edad.

La brecha digital indica la falta de competencias digitales tanto de manejo de la tecnología como de entendimiento de la misma. Para el responsable de digitalización de UGT, José Varela, los dos factores que más influencian en esta desigualdad son la edad y el lugar de residencia, los más afectados, por tanto, serían las personas mayores y los residentes del mundo. Desde el sindicato estiman que el 40% de las personas por encima de los 75 no se conectan a Internet. “A medida que vamos digitalizando las administraciones públicas, rebajando el nivel de atención presencial y llevándolo a lo virtual, va aflorando la brecha digital”, estable Varela

En cuanto a los problemas que tiene la tercera edad para entrar en el mundo digital, los más relevantes para Varela serían la falta de infraestructuras y de conocimientos. “Si hablamos de infraestructuras, primero hay que ver si donde viven hay acceso a Internet. Luego, la mayoría de nuestros ancianos no tienen un ordenador en casa”, detalla el responsable de digitalización de UGT.

El acceso a la sanidad pública, cada vez más alejado de los mayores

Actualmente, para pedir una cita con el médico de cabecera, la población ha de llamar por teléfono al centro de salud, donde habitualmente una voz pregrabada le irá indicando los datos que debe aportar. Otra de las opciones es por medio de las aplicaciones que se han desarrollado para ello. Una vez, se consigue la cita, debido a la pandemia del covid-19, el médico hablará con el paciente por medio de otra llamada telefónica, a menos que sea imprescindible la presencialidad.

Desde la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP) creen que la digitalización de la sanidad está plagada de debilidades a la hora de atender a los pacientes. “Nos encontramos ante un gran reto: Desarrollar una digitalización real basada en criterios de calidad, eficiencia, igualdad y que abogue por reducir la brecha digital”, detalla su presidenta Carina Escobar. Para ella, la incorporación de las nuevas tecnologías debe tener como eje principal a la población.

Del comienzo de la pandemia a ahora, la Asociación de Defensa del Paciente, no ha parado de recibir llamadas de personas mayores por problemas que han tenido para acceder a la sanidad. “Muchas quejas eran de que nadie les cogía el teléfono y ellos no pueden acercarse al centro de salud”, relata la presidenta de la asociación, Carmen Flores. “Son los más perjudicados porque no entienden el mundo digital. Además, son los que no se pueden defender”, añade.

Cita en el médico de cabecera

Una vez, salvan la cuestión de conseguir una cita con su médico de cabecera, esta suele acabando ser por teléfono, lo que supone un problema para ellos. “Todo esto es muy nuevo para estar personas”, establece Flores la Asociación de Defensa del Paciente. En este sentido, desde la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA), creen que es importante que en vez de llamadas sean videoconferencias entre paciente y médico, ya que la imagen puede salvar, en cierta medida, la distancia. Para ello, su presidente, Juan Manuel Martínez pide que se de formación al personal sanitario: “Tienen que saber cómo se hace para que las personas mayores los entiendan”.

Por su parte, la Plataforma de Organizaciones de Pacientes ve con preocupación la seguridad de estos nuevos sistemas. “Los datos son complicados de gestionar. En cuanto a la privacidad, no siempre disponemos en casa de un ambiente privado para realizar teleconsultas”, remarca su presidenta, Carina Escobar. A esto, se suma la preocupación de Carmen Flores de la Asociación de Defensa del Paciente sobre el abandono del personal sanitario. “Tenemos médicos que están enfadados por la situación que están viviendo”, concreta Flores. Para ella, además las videoconsultas pueden llevar a errores de diagnósticos: “Los sanitarios no son videntes y ya están existiendo muchos problemas a la hora de diagnosticar”.

“No hay marcha atrás”, considera Juan Manuel Martínez de CEOMA. Según él, aunque desaparezca la pandemia, los procesos digitales han venido para quedarse y por ello, las personas mayores tendrán que adaptarse a la nueva situación, pero que no lo podrán hacer solos. “No hay más remedio que entenderse con este sistema, pero hay que formar a la gente desde las instituciones”, cree.

“Una condena para la tercera edad”

Otro de los problemas a los que se están enfrentando las personas mayores es la digitalización del sistema bancario. “La desaparición paulatina del dinero es una condena para la tercera edad. Su forma de interactuar se hace a través del dinero físico, es su referencia” denuncia el responsable de digitalización de UGT, José Varela.

“Los cajeros hay que hacerlos amigables. Que funcionen en relación a la situación de una persona mayor, con letras más grandes y mensajes más sencillos”, reclama el presidente de CEOMA. Pero, desde la Coordinadora de Pensiones, no creen que el problema principal sea como son estos dispositivos o si están desapareciendo, lo verdaderamente relevante es el cierre de oficinas bancarias.

“Estas clausuras y el despido del personal hace que los tiempos de espera para ser atendidos hayan aumentado”, recuerda su portavoz Ramón Franquesa: “Es vergonzoso que estas personas tengan que hacer cola para recoger su pensión”. Por ello, la coordinara aboga por que el estado revise esto, ya que las pensiones han de ser cobradas obligatoriamente por medios bancarios.

 

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