El polémico columnista de El Mundo deja caer que “algunos han trabajado mucho para que el día de ayer llegara con la sangre derramada de Isabel en la pasarela”. El controvertido columnista de El Mundo, Salvador Sostres dedica hoy un duro artículo en este diario a la muerte de la presidenta de la Diputación de León, Isabel Carrasco en el que culpa a quienes “asedian” a los políticos en sus domicilio y “desprecian la política” por crear un “peligroso caldo de cultivo”, citando expresamente en su columna a la portavoz de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH): “Si Ada Colau pudo, en el Congreso y sin que nada le ocurriera, llamar ‘criminal’ al representante de la Asociación Española de Banca, es fácil imaginar que el siguiente paso sea dejarse de adjetivos y pasar a los hechos”.
“El paso siguiente de ir a casa de los políticos es dispararles. El paso siguiente de asediarles en sus domicilios es dispararles a plena luz del día” comienza su artículo de hoy en El Mundo Sostres, quien después de dejar claro que “sólo quien dispara es culpable de los disparos”, lo relaciona con el hecho de que “en España cunde el peligroso caldo de cultivo del desprecio a la política”.
Se queja el columnista de que “hace meses que todo el mundo se atreve a despreciar cualquier debate que tenga que ver con la política, y hace todavía más tiempo que insultar a los políticos se ve como algo cool. No nos representan. Y se pregunta: “¿Quién nos representa? ¿Los de las plazas? ¿La mujer de los tiros? ¿Esa Colau que viene a nuestras casas?”.
Añade que ahora “todos querrán hoy dar el pésame y hacerse los compungidos. Pero algunos han trabajado mucho para que el día de ayer llegara con la sangre derramada de Isabel en la pasarela”.
Y da su particular mensaje: “La próxima vez que alguien te invite a acudir al domicilio particular de un político para presionarle y asediarle, piensa en cuál es el paso siguiente: piensa en el cuerpo de Isabel tendido y sin vida en la pasarela”.
“La próxima vez que sientas tanto odio, piensa hasta dónde quieres llegar. La próxima vez que sientas tanta rabia, piensa hasta dónde la podrás controlar. La próxima vez que te sumes a la turba, piensa en qué precio estás dispuesto a pagar. En el paso siguiente”, concluye.
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