Un nuevo fraude relacionado con la sanidad catalana ha salido a la luz tras la quiebra del Instituto de Alta Tecnología (IAT). La fundación estaba controlada por el holding privado CRC, que aprovechó su posición para obtener recursos de fondos públicos.
Según publica El País, el grupo se valió del caos de la gestión en la fundación (en la que participan tres hospitales públicos de la Generalitat que dejaron el poder de la insitución en manos de CRC) para adquirir recursos, subvenciones y material cuantioso financiado con dinero público.
En total, el administrador concursal, señala el medio, calcula que el grupo empresarial privado debe a la fundación unos 5,3 millones de euros. Cerca del 50% de esta cantidad provendrían de un crédito blando concedido en 2002 por el entonces Ministerio de Ciencia y Tecnología, involucrado también por tanto en el asunto.
