Nunca antes se había producido una ceremonia de abdicación real como la de este miércoles. Fuentes próximas al Ejecutivo apuntan a Sáenz de Santamaría y a Pérez Renovales como sus ideólogos. Toda celebración tiene su maestro de ceremonias. El acto de abdicación del Rey también habría contado el suyo. Con dos, para ser más exactos según apuntan fuentes conocedoras de la trastienda del evento: la vicepresidenta de Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, y el subsecretario del Ministerio de la Presidencia, Jaime Pérez Renovales.
Los dos altos cargos del equipo del presidente Mariano Rajoy se habrían enfrentado a la tarea de diseñar un acto sobrio a la par que cargado de solemnidad y sin pompa pero con la presencia de las más distinguidas autoridades y personalidades españolas. Y es que, nunca antes se había celebrado un acto de abdicación de este tipo en España. Ni tan siquiera las referencias más próximas de otros países europeos servían de ejemplo por las condiciones que el Rey había fijado para su último evento oficial como monarca.
La vicepresidenta ha tenido un papel discreto en la ceremonia, donde de hecho tan sólo ha ocupado un puesto preferente entre los más de 150 asistentes que habían sido invitados al acto. Sí ha gozado de mayor protagonismo Pérez Renovales, que ha sido el encargado de dar lectura a la ley de abdicación justo antes de que el Rey procediese a la sanción de la misma con su firma. Sin más preámbulos, el subsecretario ha enunciado:
“Artículo único. Abdicación de S. M. el Rey Don Juan Carlos I de Borbón.
1. S.M. el Rey Juan carlos I de Borbón abdica la Corona de España
2. La abdicación será efectiva en el momento de entrada en vigor de la presente Ley Orgánica
Disposición final única. Entrada en vigor. La presente Ley entrará en vigor en el momento de su publicación en el Boletín Oficial del Estado”.
Tras este momento, ha llegado el de la firma, que ha refrendado el presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, con la suya propia. Después, sonaba el himno nacional como al comienzo de un acto en el que no ha habido discursos.
