Crisis y siniestralidad

La mirada crítica

Crisis y siniestralidad

Test de resistencia de un coche

Según ANFAC (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones), en 2003 la antigüedad media rondaba los 7,7 años, cifra que se incrementó hasta los 11 años en 2013. Eso de que poco a poco la crisis económica va remitiendo es muy relativo. Los 3 millones de españoles con sueldos mensuales de 300 euros y trabajo a tiempo parcial, a los que se suman otros 6 millones con sueldos de 750 euros constituyen cifras lo suficientemente significativas como para poner en duda esta cuestión por mucho que los expertos en economía utilicen otros datos que, dicho sea de paso, también tienen su razón de ser. Automovilísticamente hablando la repercusión directa es que el parque español es muy antiguo. Las estadísticas no mienten, aunque siempre habrá alguien que las manipule o las prostituya. A pesar de los sucesivos planes PIVE y del progresivo aumento en las ventas de vehículos, no se termina de alcanzar la velocidad de crucero necesaria para rejuvenecer el parque de vehículos en España dentro de unos límites razonables.
 
Según ANFAC (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones), en 2003 la antigüedad media rondaba los 7,7 años, cifra que se incrementó hasta los 11 años en 2013. Posiblemente se cierre 2016 con 12 años de edad media. En parte se puede achacar este aumento a los meses sin Gobierno y a la ausencia de plan PIVE, pero la pregunta del millón sería: ¿Cómo pueden adquirir 9 millones de españoles un coche nuevo con salarios de miseria? Circular con un automóvil viejo es mucho menos seguro, además de contaminar más. Lo reconoce hasta la propia DGT, ¡qué cosas!
 
La Dirección General de Tráfico afirma que una de las razones del incremento de la siniestralidad en las carreteras durante el pasado verano fue el envejecimiento del parque. Asimismo reconoció que los accidentes en los que se habían producido víctimas tenían como protagonistas a vehículos con una antigüedad media de 13,6 años. Blanco y en botella. Más le hubiera valido a la anterior Directora General de Tráfico, María Seguí, haberse ahorrado el envío masivo de cartas a todos los propietarios de vehículos con más de 10 y haber empleado ese dinero en otras cuestiones. En ellas recordaba que circular con un coche viejo incrementa el riesgo de sufrir un accidente, además de amplificar sus consecuencias. Blanco y en botella. ¿De qué sirven estas misivas, estos consejos si no hay dinero para comprarse un coche nuevo?
 
Simplemente basta con observar cómo ha quedado un vehículo nuevo tras un aparatoso accidente en cualquier taller o desguace. Dentro de ese amasijo de hierros arrugados con los airbag desplegados hay millones de horas de estudio y miles de pruebas realizadas por los fabricantes para proteger a los ocupantes. Lo curioso es que nos digan que no ha habido víctimas mortales, y más todavía que sus ocupantes hayan salido ilesos o a lo sumo con algunos rasguños y contusiones. El mismo accidente con otro coche más viejo, sin los dispositivos de seguridad que hoy se incorporan, a buen seguro que hubiera resultado mortal para alguno de sus pasajeros o, a veces lo que es peor, producido gravísimas heridas de las que dejan huella toda la vida. Desgraciadamente esta es una de las trágicas consecuencias de la crisis, de la que todavía no hemos salido.
 
Con la crisis también disminuyen los desplazamientos. No hay para combustible. Visto por el lado positivo, si disminuye el tráfico rodado también trae consigo la consiguiente rebaja en las cifras de siniestralidad. Pero esto, que no deja de ser una absurda perogrullada, da miedo que a algún “brillante” político de última hornada se le ocurra como una solución. Basta con ver las restricciones al tráfico rodado que está imponiendo el Consistorio madrileño. ¿Será por seguridad? Lo realmente evidente es lo que confirman los hechos. Las tecnologías en materia de seguridad que incorporan los automóviles nuevos contribuyen de forma muy directa a la drástica rebaja de los accidentes de tráfico y a minimizar sus consecuencias. Casi 27 millones de vehículos de todo tipo componen el parque español, de los que un 80 por ciento son turismos. Con una edad media de 12 años, alguien tendrá que encontrar la fórmula de cómo rejuvenecer este parque. Además de planes PIVE e incentivos de las marcas, habrá que buscar dentro de esta fórmula el ingrediente principal. ¿No será, por casualidad, unos salarios más dignos?

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