La SEC estadounidense, organismo de vigilancia de Wall Street, está sobre la pista del funcionamiento de los ETF desde el ‘Lunes Negro’ de China del pasado mes de agosto. El desmedido apetito inversor que en los últimos meses han cosechado los fondos cotizados, ETF por sus siglas en inglés, ha puesto sobre aviso al supervisor del mercado estadounidense. El organismo de Wall Street equivalente a la CNMV española ha anunciado una exhaustiva revisión de las prácticas y regulación vigente en torno a estos productos.
La Comisión de Valores (SEC, por sus siglas en inglés) ha explicado que el trabajo de campo para evitar la burbuja de los ETF o su comercialización a inversores sin conocimientos sobre su funcionamiento y riesgos abarcará todo el ciclo de vida de estos productos. Desde el papel de os creadores de mercado en el diseño y lanzamiento de estos fondos, hasta la liquidez ofrecida por ellos mismos, pasando por las prácticas de venta de los intermediarios.
“La historia de estos fondo no está exenta de ciertas turbulencias”, ha reconocido la misma presidenta de la SEC, Mary Jo White, que ha reconocido que el interés de su organismo por estos productos llega tras constatar su “popularidad” y el “amplio éxito” cosechado en la captación de capitales de los mismos en los últimos años y, más especialmente, en los últimos meses.
Desde el organismo de vigilancia se ha asegurado que es posible que “pueden ser necesarios cambios” en algunos de los puntos de la regulación vigente con el objetivo de “abordar” algunas de las cuestiones en estudio. En este sentido, se ha apuntado un especial interés en vigilar el papel de los grandes gestores de Wall Street a la hora de fijar precios para las participaciones de estos fondos, que se negocian como si de unas acciones al uso se tratasen, sea cual sea la composición real de la cartera de inversión del ETF en cuestión, a veces formada por complejos instrumentos y derivados financieros.
Con esta investigación y la posible revisión de normas aplicables a estos productos se avanza en una línea que la SEC ya adelantó el pasado otoño. El pasado agosto, concretamente el lunes 24 de agosto, en plena resaca por la devaluación del yuan chino, más de 300 de estos fondos cotizados tuvieron que ser suspendidos de negociación en una sesión de profundas caídas que eliminaron en muchos casos cualquier correlación entre el valor de sus participaciones y los activos subyacentes que replican en su cotización, situación de la que todavía algunos no se han redimido.
En una industria global que mueve más de 1,8 billones de euros, la búsqueda de rentabilidad en el entorno de tipos bajos a escala mundial aprovechando la volatilidad desatada en muchos activos, así como la búsqueda de diversificación de posiciones hacia activos de habitualmente difícil acceso para el inversor minorista, la cifra es cada vez mayor. Los más recientes informes al respecto de estos productos cotizados de entidades tan prestigiosas como Deutsche Bank -a través de su rama de investigación de mercados- y la gestora Amundi -vinculada a Crédit Agricole y Société Générale- dan cuenta de que el apetito por estos productos que proclaman la transparencia y la liquidez como sus dos mayores garantías para las carteras más modestas.
