Las empresas familiares salen a Bolsa: hacer caja sin perder el control

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Las empresas familiares salen a Bolsa: hacer caja sin perder el control

Ticker de cotizaciones de la Bolsa de Madrid

La escasez del crédito bancario unida a la búsqueda de rentabilidad a la inversión en el actual entorno de tipos cero favorecen el desfile de compañías de tamaño medio hacia el parqué. La salida a Bolsa ya no es solo el destino de las grandes corporaciones españolas. También y cada vez más, las empresas de tamaño medio y carácter familiar encuentran en el parqué una oportunidad para financiarse, mejorar en reputación y, a la par, de que sus socios fundadores puedan hacer algo de caja sin renunciar al control de su proyecto.

Todos estos factores están en el denominador común que anima a las empresas de esta tipología a preparar su puesta de largo como cotizadas. Así lo demuestra un informe sobre alternativas de financiación para la empresa familiar elaborado conjuntamente por la consultora de comunicación Atrevia y el centro de estudios superiores IESE que esta semana se ha presentado en la sede de este último en Madrid.

Uno de los puntos que más apetito despierta en el equipo gestor de compañías familiares por la salida a Bolsa es precisamente la posibilidad de realizar parte del valor acumulado por una compañía desde el momento su creación sin necesidad de desprenderse de la titularidad de más que una pequeña parte del capital social. Así lo reconocieron los primeras espadas de Fluidra, Reig Jofre y Oryzon, tres compañías familiares que ya marcan precio en las pantallas de los brókeres desde hace nueve años en el primer caso y desde hace solo unos meses en los otros dos.

En cada uno de los tres casos, el camino hasta el esperado toque de campana en el Palacio de la Bolsa ha sido muy diferente, pero sus primeros directivos coinciden al señalar las principales ventajas del proceso. Entre los más comentados, la capacidad de desligar el devenir económico de la compañía de la situación financiera de sus socios históricos. Esto se concreta en casos como una eventual ampliación de capital para ganar músculo en la empresa de cara a un nuevo desarrollo u operación corporativa, que ya podría ser respaldada por nuevos inversores que disponen de información detallada y puntual sobre las finanzas de la compañía así como de un precio constante de referencia para sus acciones.

El consejero delegado de Reig Jofre, Ignasi Biosca, subrayó el hecho de que la fusión con Natraceutical, que era cotizada desde el año 2002, planteaba la opción de lanzar una oferta pública de adquisición (OPA) por el 100% de la antigua filial Natra o bien dar el salto a Bolsa con la denominación de los laboratorios catalanes, que serían en adelante la marca dominante. “La familia se dio cuenta de que a pesar de los mayores requisitos de información y transparencia se sentaban los cimientos del crecimiento a largo plazo”, explicó el directivo.

En el caso de Oryzon, la novata de esta terna, pues cotiza desde hace solo tres meses, la cuestión del paso por caja y poder “seguir pilotando el proyecto” se hacía una cuestión capital para su consejero delegado, Carlos Buesa, fundador y principal accionista de la compañía junto a su esposa, Tamara Maes. La compañía biotecnológica se mueve en un modelo de negocio que genera valor pero, sin embargo, no obtiene financiación recurrente por venas, con lo que la necesidad de capital para costear desarrollos y expansión recomendaba la búsqueda de recursos.

Aquí ha de sumarse otro factor favorable a la salida a Bolsa, según señaló su máximo directivo, la prácticamente nula tradición de este sector en España y la falta de herramientas de valoración por parte de la banca para conceder crédito a compañías como Oryzon. La cotizada se prepara ahora para un segundo debut “en el futuro hipotético”, en el Nasdaq estadounidense que es mercado de referencia para su sector.

“Permanecer” a la par que rentabilizar parte del valor generado por el esfuerzo de las dos familias fundadoras y sus socios fue también clave para la colocación bursátil de Fluidra, una compañía que nace de la reestructuración de un antiguo entramado de más de 100 compañías con sus respectivos inversores, consejos de administración y estructuras corporativas.

Dentro del proceso de preparación de la salida a Bolsa, Eloi Planes, presidente de la compañía y miembro de la segunda generación de las familias fundadoras, destaca como hitos precisamente la simplificación de la estructura societaria -que quedó reducida a cuatro grandes sociedades para aglutinar sus diferentes ramas de negocio y un holding cabecera que es el que cotiza en el mercado desde el año 2007- así como una mayor claridad en los pactos parasociales de sus accionistas iniciales. “El paso por la crisis hubiera sido mucho más duro y torpe” fuera del parqué, reconoce el directivo.

La nueva gestión de la comunicación

Los mayores requisitos de transparencia y difusión de información son sin duda uno de los puntos que más cuestan de encajar en las candidatas al estreno en Bolsa. En este sentido, el consejero delegado de Reig Jofre destaca la importancia de contar con un departamento de relación con inversores y los beneficios que, más allá de un primer momento de adaptación a las exigencias del mercado, supone el contar con una notoriedad pública de la que antes no se gozaba.

Si el refuerzo de la comunicación externa es capital, no lo es menos en su vertiente interna, como destacó el presidente de Fluidra. En este sentido, al pasar de una estructura más familiar de organización a la profesionalización de la misma, se hace necesario que la información sobre el rendimiento y las proyecciones para el devenir de la sociedad se difundan también entre sus directivos y empleados.

Otra de las exigencias que surgen con la salida a Bolsa es la relación frecuente con bancos de inversión y brókeres, con el objetivo de que conozcan de primera mano la compañía, entiendan su funcionamiento y sepan interpretar de modo correcto su balance, de manera que brinden recurrente análisis sobre sus finanzas y su cotización en mercado para que los potenciales inversores cuenten con más herramientas a la hora de definir su inversión.

Lo mismo ocurre, coincidieron los tres, en la necesidad de llevar a cabo recurrentes presentaciones y roadshows que permitan la entrada de nuevos socios estratégicos. Eso, sí, apuntó Buesa, siempre a salvo de una OPA hostil que puede evitarse manteniendo en manos del núcleo duro de inversores históricos al menos un 50% más una acción del capital social.

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