El negocio que prometían los cortos sobre el oro salta por los aires. La decisión de Bernanke y su equipo de mantener intacto su programa de recompra de bonos saca brillo al preciado metal, que recupera su recientemente renovada senda alcista. Los inversores más tradicionales buscan refugio frente a la depreciación del dólar, y echan por tierra la estrategia de sus compañeros más especulativos.
Tras conocerse que la Reserva Federal de EEUU seguirá dedicando unos 85.000 millones de dólares al mes a comprar deuda soberana y cédulas hipotecarias de primera calidad, el oro se apuntó su mayor repunte en una sola jornada en Wall Street desde marzo de 2009. Un brusco escape alcista que, según varios expertos, hizo saltar por los aires muchas de las posiciones cortas que en los últimos días se habían formulado para ganar con la moderada desaparición de estímulos que la mayor parte de analistas e inversores daban por segura.
Desde los mostradores de Bullion Vault, un reconocido bróker estadounidense, su jefe de análisis comentaba que la opción continuista de la Fed “encendió el fuego debajo de los metales preciosos y fundió a los bajistas, que tuvieron que correr a cerrar sus posiciones”. Una descripción de los hechos que responde a un encarecimiento de nada menos que 61,70 dólares o un 4,7% en términos porcentuales para cada onza de oro.
Aunque en la sesión del viernes, la gráfica de cotización de los lingotes corrigió posiciones tras los bruscos rebotes del miércoles y el jueves, los expertos consideran que mientras se mantenga vigente el colchón monetario de la Fed, el metal seguirá encareciéndose. Un comportamiento que tiene doble justificación. La primera, la propia búsqueda de refugio inversor frente a la depreciación de divisas que supone la máquina de hacer billetes en que se ha convertido el banco central estadounidense. Segunda, el que gracias a un dólar más barato, más inversores se animan a negociar con materias primas, que cotizan en la divisa de Wall Street.
El éxodo de bajistas que ven frustradas sus expectativas, al menos hasta la próxima reunión de la Reserva Federal, todavía bajo la presidencia de un Ben Bernanke que se retirará el próximo enero, se extiende al resto de metales. La plata, el paladio y el platino han sido algunos de los que han celebrado también con fuertes alzas la decisión del organismo monetario. Aunque su negociación es más minoritaria que la del oro, son cada vez más los inversores que se animan a apostar por este mercado ante las incertidumbres que desde el verano han rodeado la renta variable.
La cuestión de Siria, un eventual tercer rescate para Grecia y, sin ir más lejos, cuál sería la opción por la que finalmente optaría el equipo de Bernanke, han sido argumentos para que muchas carteras se abriesen a los metales preciosos en los últimos meses. Especialmente, por la extrema volatilidad de los mercados el pasado mes de febrero, que precisamente los analistas atribuyeron a la falta de concreción de la Reserva Federal. Entonces, para mayor ganancia de los especuladores a corto plazo.
