“Me veo abocada a irme”: el adiós de una médica del Infanta Sofía ante la deriva en las urgencias

“Me veo abocada a irme”: el adiós de una médica del Infanta Sofía ante la deriva en las urgencias

Una urgencióloga del hospital de San Sebastián de los Reyes explica su decisión de dejar el centro tras 15 años ante la falta de personal y de financiación.

Hospital Infanta Sofia

Hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes.

Plantillas mermadas, sobrecarga de trabajo, renuncias… La situación de la sanidad pública en la Comunidad de Madrid es cada vez más delicada. Y las Urgencias es uno de los servicios que más sufre estas consecuencias. Es la cara pública del hospital. Junto a los centros de salud, es uno de los sitios a los que primero acude quien tiene un problema de salud, pero los problemas no dejan de crecer. La marcha de profesionales es un goteo constante. El Hospital Infanta Sofía de San Sebastián de los Reyes es un buen ejemplo de ello.

“Me veo abocada a irme”. Este es el lamento de una adjunta de este hospital, que prefiere mantenerse en el anonimato, tras 15 años trabajando en este servicio. “Buscaré otro hospital, de los que cuidan la calidad de la atención a sus pacientes y a sus profesionales”. Así lo explica en una carta publicada por el sindicato médico Amyts, en la que denuncia la deriva en la que está inmerso este centro.

Según afirma, ‘hace las maletas’ porque “la sensación de injusticia e impotencia llega a volverse insoportable”. “A día de hoy”, detalla, “tenemos un equipo roto, con ocho personas de baja, la mayoría con síndrome de Burnout”, además de dos personas de excedencia y dos que han dejado la urgencia después de más de 15 años para buscar trabajo en Atención Primaria. A esto hay que sumar “varias con informe de salud laboral y reducciones de jornada que les permita no caer enfermos a unos y poder conciliar a los otros”.

Para esta profesional sanitaria hay hospitales que consideran la atención en Urgencias “como una prioridad” y otros que no, que buscan “poder exprimir a sus profesionales hasta que no puedan más”. Esto último lleva a consecuencias para los pacientes, como “esperas larguísimas” o una atención por profesionales “desgastados y estresados”. Pero también para los propios facultativos, con un “agotamiento físico y mental” y un “sentimiento de frustración en el trabajo”, entre otras cosas.

El Hospital Infanta Sofía se encuentra en el grupo de los segundos, asegura esta adjunta. “Lo montamos de cero en el 2008, un grupo de facultativos de entre 30 y 50 años con unas ganas locas de construir el mejor hospital para atender a nuestra población”, recuerda. Tal es así, que “llegamos a ganar el premio a la mejor urgencia en aquellos primeros años”. “Sin embargo, en 2012 cambió la gerencia y comenzó su decadencia”.

Menos facultativos

“Desde la dirección se reunieron con nosotros y nos dijeron que a partir de ese momento el presupuesto para la urgencia era cero y que contaban con que el trabajo de la urgencia era esencialmente muy duro y solo para unos años”, expone en esta carta.

Desde entonces, remarca, la demanda ha subido “de forma más que exponencial” y el número de facultativos para atenderla ha ido disminuyendo hasta cubrir las guardias con un tercio y a veces la mitad de los que éramos. “En el 2008 se atendía la guardia de un día de diario con seis facultativos y 9 en fin de semana para atender toda la patología médica, traumatológica y quirúrgica del adulto. Hoy, en el 2023, se asume que el número mínimo de facultativos de guardia es 4 en diario y 5 o 6 en fin de semana”, destaca.

Esto supone “que dos facultativos atienden 3 salas de pacientes encamados y agudos, con una capacidad de 67 pacientes, con el apoyo de uno o dos residentes en formación a los que hay que supervisar”. “Y otros dos o tres facultativos atienden toda la demanda de los pacientes no encamados, tanto con patologías médicas como traumatológicas o quirúrgicas”, apunta.

Obligados a hacer entre 6 y 7 guardias al mes

De esta manera, los facultativos se ven obligados a hacer entre 6 y 7 guardias al mes “en esas condiciones con las consecuencias inherentes de desgaste profesional que comentábamos”. Es más, durante el verano se creó una bolsa de voluntarios de diferentes servicios del hospital “que no tienen formación en urgencias y que están cobrando el doble las horas que realizan cuando los compañeros de urgencias cobran el sueldo normal”.

“Aun así, este verano ha tenido que acudir la policía en dos ocasiones por los problemas y conflictos generados por los altos tiempos de espera”, remarca.

De poco han servido los intentos de los trabajadores por “convencer a una dirección gerencia impenetrable de la necesidad de reforzar el servicio, de buscar soluciones permanentes y duraderas y no parches inservibles”. Incluso convocaron una huelga “como último cartucho para poder salvar lo que quedaba, pero nada ha servido”.

Ahora, esta profesional sanitaria cuelga la bata en este hospital.

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