La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, y el consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero.
Segundo brote en la Comunidad de Madrid surgido del traslado de ancianos desde una residencia de San Martín de La Vega. A los positivos en un centro de Ciempozuelos donde fueron trasladados parte de los residentes que se consideraban sanos, se unen ahora nuevos casos similares en Valdemoro.
El brote surgido en la residencia de San Martín de la Vega la pasada semana se ha expandido a dos centros, a los que fueron trasladados aquellos pacientes que dieron negativo en una primera prueba: el centro de Valdemoro contabiliza siete nuevos casos y el de Ciempozuelos otros ocho, 15 positivos en total que se suman a los 45 iniciales en la residencia origen del foco. Siete de los infectados han tenido que ser hospitalizados.
La situación ya ha generado críticas del líder de la oposición, Ángel Gabilondo, que a través de su cuenta oficial de Twitter. “Tendrá que ser de otro modo”, señala respecto a los traslados. “Lo sucedido en Ciempozuelos lo muestra claramente. Esa no es la solución. Así se propaga. Se precisa una gestión diferente. El Gobierno de la Comunidad de Madrid se equivoca. Y las consecuencias son graves”.
Así, el Gobierno regional regulará las visitas de familiares y allegados dependiendo de la situación específica de cada centro, y restringirá, en los casos que así se determinen, los nuevos ingresos.
Según datos de la Cadena Ser, la Comunidad de Madrid ya cuenta nueve brotes en centros de mayores que suman 80 positivos. Tres cuartas partes de ellos están vinculados a este brote.
Ante esta situación, según publica El Mundo, la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid prepara una modificación del protocolo de las residencias para evitar la segunda ola de infecciones que se vislumbra. “Vamos a tomar medidas para que el impacto del virus no tenga un efecto tan devastador en las residencias como el que vivimos en marzo”, señalan fuentes del Gobierno a este diario.
La prohibición total ahora de las visitas, como se hizo a mediados de marzo, “sería contraproducente”, ya que los mayores “necesitan las relaciones sociales” como parte de sus rutinas. No obstante, sí se podrían controlar más los horarios de las visitas, su duración y número en función de la situación de los centros.
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