Pensábamos entonces que mal o bien, aquí lo teníamos todo o casi todo; que no seríamos carga de nadie; que quién nos daría trabajo con edad tan avanzada; que de partir hacia Miami, donde con un trabajo no es suficiente, iríamos de cabeza a un “home” con otros viejos “cagalitrosos” y que esto que hacíamos aquí a cada rato con una pierna de cerdo asada, allá ocurriría una vez al año y con hamburguesas.
La vida, con sus circunstancias acompañantes, ha demostrado otra cosa. Por vía legal en mayoría, estamos despidiendo a aquellos que nos han acompañado desde la niñez o adolescencia en una suerte de reunión festiva y luctuosa al mismo tiempo, en un ejercicio sumamente complicado de combinar la alegría con la tristeza.
Así estamos. Ahora sin el electricista, el plomero o fontanero, el reparador del ordenador, el herrero, la hábil y diestra costurera y hasta padeciendo de esa ausencia de uno que, como en tiempos mozos, se subía a la azotea y cambiaba una antena.
Este domingo volveremos a reunirnos los que quedamos. Vaya usted a saber de qué hablaremos con menos rones y la música de siempre los que seguimos apostando a mejores tiempos.
Acceda a la versión completa del contenido
Los amigos también se marchan
Montar una exposición que realmente marque la diferencia es una tarea que mezcla ingenio y…
El debate sobre vivienda y seguridad ha dominado la conversación en 2025, pero el cuadro…
La jornada que debía ser un paseo triunfal por el centro se convirtió en una…
La 90ª edición de la Vuelta cerró este domingo con un hecho inédito. Las protestas…
La Vuelta se presenta como un evento neutral, pero en realidad refleja las contradicciones del…
La jornada, que debía ser un desfile festivo por las calles de la capital, ha…