La desunión en el Mercosur y la CAN, nuevas muestras de inmadurez política

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La desunión en el Mercosur y la CAN, nuevas muestras de inmadurez política

Quién sabe si por la crisis financiera mundial, por las diferencias ideológicas o por simple cálculo económico, varios organismo de integración regional de América Latina parecen en proceso descomposición. El Mercosur dio el pasado fin de semana una muestra más de su debilidad y la Comunidad Andina de Naciones (CAN) apenas existe ya a efectos prácticos. Los Estados latinoamericanos no son, ni mucho menos, un ejemplo de posmodernidad.

La Cumbre del Mercosur celebrada el pasado 24 de julio, se cerró con la decisión de los Estados miembros de sustituir el dólar por las monedas locales en el comercio regional. Esta medida, promovida por el presidente brasileño, Inazio Lula da Silva, fue la única medida de importancia en una cumbre marcada por las ausencias de figuras clave en el ámbito económico y la insustancialidad.

En lo que parece un proyecto personal que ha encabezado el presidente brasileño, Lula da Silva, los Estados miembros de pleno derecho del Mercosur, Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, acordaron impulsar la utilización de las monedas locales tanto en el comercio privado como en aquellos servicios que los Estados se prestan entre sí. En cambio, esta Cumbre ha estado marcada por las desavenencias y las ausencias.

Los temas pendientes, siguieron quedando pendientes. Paraguay, como había confirmado con antelación, no aceptó la eliminación del doble arancel aduanero que grava doblemente los productos importados de países ajenos al Mercosur para exportarlos a países del grupo. Tampoco se trató la propuesta de elevación del arancel externo común y apenas se analizaron las crecientes rencillas comerciales existentes entre los miembros del Mercosur.

En el apartado de las ausencias, destacaron la de funcionarios relevantes como el ministro de Economía de Brasil, Guido Mantenga, o el presidente del Banco Central de Argentina, Martín Redrado. Estas ausencias propiciaron que las declaraciones finales tomaran tintes políticos, de tal manera que se expresó el repudio común al golpe de Estado en Honduras y se abogó por el regreso de Manuel Zelaya a su puesto como presidente, pero poco más.

El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, anunció esta semana que su Gobierno estudiará la desvinculación de la Comunidad Andina de Naciones (CAN) si ésta falla en contra de la salvaduardia cambiaria con Colombia. Esta medida, que pretende gravar las importaciones de productos colombianos, ha generado múltiples controversias en el seno de ambos Estados.

Las salvaguardias que Ecuador pretende aplicar a las importaciones colombianas, una medida que se contempla en los estatutos de la CAN, tienen su origen en la depreciación de su moneda que llevó a cabo el Gobierno de Colombia. Correa afirma querer combatir esta depreciación, de un 30%, con aranceles que significarían un aumento en el valor de los productos colombianos de entre un 20 y un 30%.

Esta es la segunda ocasión en la que Rafael Correa amenaza con que Ecuador podría abandonar el organismo multilateral, que sufre, desde la marcha de Venezuela en 2006 por desavenencias ideológicas, una de sus mayores crisis. Ecuador ya aplica gravámenes a los Estados pertenecientes a la CAN, que vendrían a sumarse a la que se pretende aplicar a Colombia.

El año pasado, Ecuador exportó a Colombia por un importe de 553 millones de euros, mientras que importó 1.274 millones de euros. Según la ministra coordinadora de la Producción de Ecuador, Nathalie Cely, la devaluación del peso colombiano afectó a las exportaciones ecuatorianas, motivo por el cual se presenta ahora a la CAN dicha salvaguardia cambiaria.

Desde Colombia se ha valorado esta acción como un gesto de discriminación. La titular de la Cámara de Comercio Ecuatoriano-Colombiana, María Rosa Fabara, mostraba su incredulidad por la aparente parcialidad de la medida y justificaba su opinión haciendo mención a otros Estados de la región que también han devaluado su moneda recientemente para hacer frente a la crisis económica.

Mientras tanto, Ecuador y Perú, los otros dos países integrantes de la CAN, anunciaron en la cumbre del Mercosur que aprobarán y acatarán las decisiones adoptadas en el seno del organismo. Escasa muestra de integración teniendo en cuenta que, frente a las desavenencias reiteradas, será difícil que la CAN adopte alguna decisión, ya sea con respecto a las salvaguardias o ya sea en cuento a la negociación conjunta con la UE.

Con el auge de la integración de la UE en los años 90, muchos Estados vieron un modo de crecer conjuntamente en simular, de alguna manera, dicho proceso. En cambio, los Estados latinoamericanos no desean desprenderse de algunas ventajas que los Estados europeos han tenido que abandonar. Los llamados Estados postmodernos europeos son mucho más que un simple acuerdo para comerciar, algo que Latinoamérica debe aprender a aceptar.

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