La gestión económica de Lula convence a Moody’s

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La gestión económica de Lula convence a Moody’s

La agencia de calificación crediticia Moody’s ha colocado la deuda de Brasil en moneda extranjera y local en revisión para una posible mejora, citando la resistencia económica del país ante los golpes de la crisis financiera global. La decisión se produce en un contexto en el que muy pocos países pueden aspirar a mejorar su rating. Brasil es la excepción, gracias a la política fiscal de Lula da Silva y al impulso que ha dado a sectores clave de la economía carioca, como el automovilístico, cuyas ventas se incrementaron un 17% en el mes de junio.

Actualmente Moody’s califica a la deuda de Brasil en moneda extranjera en Ba1, esto es, un escalón por debajo del grado de inversión. Por otra parte, en el mes de mayo, las agencias Standard & Poor’s y Fitch Ratings dieron a Brasil estatus de grado de inversión, al subir sus calificaciones a BBB-, levemente por encima de la calificación de Moody´s.

El comunicado de Moody’s agrega que «la resistencia a los problemas creados por la crisis financiera global es una característica que es integral con un perfil de crédito de grado de inversión».

La agencia señaló que a pesar de las expectativas de un crecimiento negativo en el Producto Interno Bruto y el deterioro de las cuentas fiscales con respecto a años anteriores, el desempeño general de la economía de Brasil excedió las expectativas iniciales «de manera relativa frente a una serie de otros países con calificaciones soberanas similares o mayores».

La revisión de la calificación se enfocará, en particular, en el panorama fiscal y las condiciones que se requerirán «para asegurar el crecimiento sostenible», decía el comunicado de Moody’s. «La revisión también examinará el compromiso de las autoridades y su habilidad para implementar las acciones requeridas para contener los déficit fiscales y reducir aún más los ratios de deuda en los próximos años».

Lula ha iniciado una dura cruzada contra el impacto de la crisis en el país, con una estrategia basada en los recortes de impuestos para incentivar el consumo en el país. Uno de los más exitosos ha sido la suspensión temporal del Impuesto sobre Productos Industrializados (IPI), con el que se ha logrado que las ventas de vehículos nuevos en Brasil alcanzaran las 300.200 unidades durante el pasado mes de junio, un 17,2% más que en el mismo mes del año anterior, según datos de la Asociación Nacional de Fabricantes de Vehículos Automotores (Anfavea), que ha revisado al alza sus previsiones para 2009.

En los seis primeros meses del año, las matriculaciones de vehículos en Brasil se incrementaron un 3% en comparación con el mismo periodo del año anterior.

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