El Consejo de gobierno BCE ha mantenido su tipo de depósito de referencia en un máximo histórico del 4%. Pero rebajó su previsión de inflación para este año del 2,7% al 2,3%. Del mismo modo, ha reducido su previsión de crecimiento para 2024 por cuarto trimestre consecutivo y ahora espera que el PIB de la eurozona aumente solo un 0,6% este año, por debajo de su estimación anterior del 0,8%.
En la rueda de prensa posterior a la reunión del banco central, su presidenta, Christine Lagarde, indicó que la autoridad monetaria podría estar en condiciones de reducir las tasas de interés en junio, ya que nuevas proyecciones muestran que la inflación alcanzará el objetivo del 2% en 2025.
Pese a la desaceleración de los precios al consumo, Lagarde ha apuntado que tanto ella como sus colegas del banco central no están «lo suficientemente seguros» en este momento para comenzar la flexibilización monetaria.
“SABREMOS MUCHOS MÁS EN JUNIO”
«Claramente necesitamos más pruebas, más detalles», dijo a los periodistas en Frankfurt, haciendo hincapié en los salarios. “Sabemos que estos datos llegarán en los próximos meses. Sabremos un poco más en abril, pero sabremos mucho más en junio”, añadió.
El BCE —al igual que la Reserva Federal y el Banco de Inglaterra— se plantea cuándo dar el visto bueno a la inflación y empezar a deshacer el endurecimiento monetario sin precedentes desplegado para contenerla. Aunque el crecimiento de los precios en la zona euro se acerca al objetivo, las autoridades se resisten a recortar demasiado pronto y quieren asegurarse de que los aumentos salariales están bajo control.
De hecho, la presidenta del BCE ha querido dejar claro que no hubo ninguna discusión al respecto de bajar los tipos en el encuentro de este jueves y que el órgano de gobierno de la entidad únicamente acaba de empezar a debatir el ajuste de su postura restrictiva, ya que el banco central requiere de «mucha más información en los próximos meses para tener suficiente confianza».
