Apple y Meta
La Unión Europea ha decidido posponer la imposición de nuevas sanciones económicas a Apple y Meta, pese a que ambas compañías no han adaptado plenamente sus modelos de negocio a las exigencias de la legislación digital comunitaria. Esta decisión refleja un giro estratégico en la aplicación de la DMA, que prioriza el cumplimiento efectivo frente a las penalizaciones inmediatas. En un contexto de creciente tensión comercial con EEUU, Bruselas modula su respuesta frente a los gigantes tecnológicos estadounidenses.
El plazo de 60 días otorgado por la Comisión Europea a Apple y Meta para corregir sus prácticas expira el 26 de junio. Sin embargo, según confirmó un portavoz comunitario, las sanciones no se ejecutarán automáticamente, sino que se abrirá un proceso de análisis preliminar, cuyas conclusiones se compartirán con ambas compañías antes de aplicar posibles multas coercitivas.
Las sanciones económicas quedan aplazadas mientras se analiza el cumplimiento de los compromisos asumidos por las tecnológicas
En abril, Bruselas ya impuso una multa de 500 millones de euros a Apple por impedir a los desarrolladores dirigir a los usuarios fuera de su App Store. A Meta se le impuso una sanción de 200 millones de euros por su modelo de “pago o consentimiento”, criticado por limitar la elección del usuario.
Tras la multa, Meta ajustó en noviembre de 2024 su sistema de publicidad personalizada, utilizando menos datos personales para ofrecer anuncios. La Comisión aún está evaluando este nuevo enfoque. Por su parte, Apple no ha anunciado cambios estructurales relevantes respecto a su ecosistema cerrado.
La Comisión se centra ahora en obtener el cumplimiento real de la DMA, más que en castigar con dureza las infracciones iniciales
Esta estrategia marca una diferencia frente a la etapa liderada por Margrethe Vestager, cuando las multas a gigantes tecnológicos eran más cuantiosas. Ahora, el objetivo prioritario es garantizar que las plataformas dominantes permitan una mayor competencia y libertad de elección a los usuarios europeos.
La aplicación de la DMA se produce en un clima de tensión creciente entre la UE y EEUU, agravado por los recientes aranceles cruzados y amenazas recíprocas. En este contexto, la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, ha planteado imponer un impuesto específico sobre los ingresos publicitarios digitales.
Washington considera que la normativa europea es un obstáculo para las exportaciones de servicios digitales estadounidenses
Un informe del representante de Comercio de EEUU publicado en abril calificó la DMA como una traba para las empresas norteamericanas. La pugna por el control del ecosistema digital y la protección de los datos de los ciudadanos europeos se ha convertido en uno de los principales frentes de la guerra comercial transatlántica.
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