La ‘nueva normalidad’ del teletrabajo amenaza con quedarse cuando acabe la pandemia

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La ‘nueva normalidad’ del teletrabajo amenaza con quedarse cuando acabe la pandemia

El confinamiento por el Covid-19 trajo una opción laboral que hasta entonces apenas si se practicaba en España. Aparecieron las oficinas improvisadas.

Teletrabajo.

Teletrabajo. Una de las palabras que acaparó gran parte de los focos con el confinamiento. La crisis por el Covid-19 trajo consigo una opción laboral que hasta entonces apenas si se practicaba en España. El puesto de trabajo pasó a ser el propio hogar. Aparecieron las oficinas improvisadas. Portátiles en mesas de comedor, en escritorios infantiles o, en el mejor de los casos, en habitaciones-despacho. El escenario en el que desempeñar la jornada laboral cambió por completo. Y todavía hoy sigue presente en muchas empresas.

El difícil equilibrio entre trabajar desde casa y la conciliación familiar se puso de manifiesto con el teletrabajo. Muchas compañías recelaban de esta fórmula por miedo a que los empleados no rindiesen como en la oficina. Impera aún esa vieja creencia de que se produce más en el puesto, y quizá por eso un gran número de empresas han decidido volver, poco a poco y en la medida en que la situación epidemiológica lo permite, a la oficina.

Desde hace unos meses son muchos los trabajadores que han vuelto a ejercer sus funciones de forma presencial, al menos unos días a la semana. Se ha impuesto un modelo híbrido en el que la empresa ofrece a su plantilla la posibilidad de trabajar desde casa, siempre y cuando pasen por la oficina algunos días de la semana. Esta ‘nueva normalidad’ es la que la amenaza con quedarse si, de una vez por todas, el Covid desaparece de nuestras vidas.

Así se desprende de un reciente informe publicado por Randstat. En él se afirma que los datos de teletrabajo en España aún son “relevantes” pese a la caída que esta modalidad ha experimentado al calor de la mejora de la pandemia. De hecho, la Encuesta de Población Activa (EPA) muestra que un 8% de los ocupados aún trabaja desde casa más de la mitad de los días, y esto, según la consultora de recursos humanos, supone casi el doble que antes de que el Covid entrase en nuestras vidas.

Afirma también que el pico máximo de trabajo desde casa se dio en 2020, por lo que ahora cabe esperar un “descenso significativo”. No obstante, pese a todo, las cifras de teletrabajo en España siguen siendo significativas.

A pesar de esto, esta realidad le ha sido, y todavía le es, ajena a aquellas personas que desempeñan un trabajo que no permite hacerlo de forma remota. Desde sanitarios hasta agentes de las fuerzas de seguridad, pasando por dependientes, personal de supermercados, limpieza, hostelería… Estos colectivos han tenido que desplazarse día tras día a su puesto, algunos ya durante el confinamiento y el resto una vez que éste terminó. Para ellos no ha existido el teletrabajo.

No una opción para todo el mundo

Recientemente, el Instituto Nacional de Estadística (INE) cifraba en un 65% el porcentaje de ocupados que no han teletrabajado porque su trabajo no les permitía hacerlo. No tenían esa opción. En concreto, uno de los sectores de edad más afectados en este sentido es el que va de los 16 a los 24 años. El 77,8% no han podido acogerse a esta fórmula por su tipo de trabajo. Tampoco aquellas personas con contrato temporal (solo un 10,2% ha teletrabajado).

Respecto a los trabajadores y trabajadoras que sí pueden optar por esta opción, las ventajas, detalla el INE, pasan, por ejemplo, por evitar los desplazamientos. En el otro lado de la balanza, como desventajas, está la ausencia de contacto social con el resto de compañeros y compañeras. La sensación de soledad frente a un ordenador se ha acrecentado.

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