Pacientes en una sala de espera
La Atención Primaria en la sanidad pública no ha obviado los efectos de la crisis. De hecho, recientemente, varios años después del inicio de los recortes, la OMC, junto a varias organizaciones médicas, ha recordado los problemas en los centros de salud como “las plantillas insuficientes y falta o escasez de sustitutos”. Sin embargo, la Comunidad de Madrid ha comenzado a mirar a este sistema, aunque para otra cuestión: incorporará psicólogos clínicos a partir del próximo mes de octubre.
Según ha informado el diario El País y como han confirmado a Europa Press fuentes de la Consejería de Sanidad, esta medida será pionera en todo el país. La Comunidad de Madrid buscará con este paso “mejorar la atención psicológica y favorecer su accesibilidad a los ciudadanos”, así como “desmedicalizar” muchos de los casos en los que “una atención psicológica adecuada evita o reduce el uso de medicamentos”.
De esta manera, la Gerencia Asistencial de Atención Primaria ha iniciado los trámites para la convocatoria pública. Según la agencia de noticias, durante el mes de septiembre se comenzará el proceso de selección, mediante baremo y entrevista. El proyecto se iniciará con la contratación en una primera fase de 21 psicólogos (tres por cada Dirección Asistencial de la Gerencia) que se distribuirán por zonas en los Centros de Salud de la región.
La figura del psicólogo clínico responde a la necesidad de apoyar con recursos asistenciales los problemas de salud mental a nivel de Atención Primaria, según han expuesto a Europa Press desde Sanidad. Con ellos, la Comunidad de Madrid se ha puesto el objetivo de atajar determinantes enfermedades como la diabetes, problemas osteomusculares, etc.
Asimismo, se promoverá el papel del Psicólogo Clínico como uno de los profesionales de “referencia” y consultor de los profesionales de Atención Primaria así como la mejor integración en las diferentes áreas, como formación, investigación o gestión clínica. Es por eso que la Consejería de Sanidad ve “necesario promover la integración de su rol asistencial en problemas emergentes o de gran impacto como puede ser la violencia de género, problemas psicológicos específicos de grupos específicos de edad o sociales, así como apoyo en el planteamiento de respuestas sanitarias eficaces, para otros problemas de salud y el abordaje de necesidades como las derivadas de problemas de exclusión social y determinantes de salud”.
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