La banca digital, última frontera de un sector financiero en continua transformación

Especial 30 aniversario

La banca digital, última frontera de un sector financiero en continua transformación

La red de sucursales de la banca española ya es la más pequeña desde 1977.

Banca Digital

La sacudida a la sociedad y la economía por la pandemia del Covid-19 ha servido para acelerar algunas tendencias que ya se habían vislumbrado en los últimos años. Entre ellas, la irrupción de la banca digital, que supone que millones de ciudadanos tengan acceso a servicios bancarios en su propio bolsillo. Pero esta mayor comodidad tiene su reverso en un cierre masivo de sucursales que, irónicamente, amenaza con la exclusión financiera de la población menos habituada a los canales digitales.

Consultar los movimientos de la cuenta bancaria a través del móvil o realizar una transacción inmediata a un amigo para pagarle una cena son situaciones que se han convertido en habituales para gran parte de la población. En medio, un proceso que ha provocado una profunda transformación del sector bancario, con la desaparición de la mitad de las sucursales en apenas una década y el riesgo de dejar fuera a los segmentos de población menos habituados a los canales digitales.

En los tres últimos meses, un 67,8% de los hombres utilizó la banca electrónica, porcentaje que baja ligeramente al 62,5% en el caso de las mujeres, de acuerdo con la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares Año 2021, publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) a mediados de noviembre.

Se trata de unos porcentajes muy elevados si se tiene en cuenta que la participación en redes sociales, por ejemplo, fue muy similar según los datos de la agencia estadística, con 62,7% en los hombres y un 66,5% en las mujeres.

La práctica totalidad de los bancos ofrecen ya servicios de banca digital y tienen sus propias apps en las tiendas de Apple y Google, pero si se habla de revolución digital, quizás el mayor éxito de la banca española es Bizum, que ha cumplido ya cinco años. La plataforma de los bancos españoles para pagos a través del móvil cuenta con 18 millones de usuarios y en ella se han realizado ya 666 millones de transacciones.

El despliegue de la solución de pagos fue lento. Puesto en marcha en octubre de 2016, tardó 15 meses en lograr su primer millón de usuarios. Pero desde entonces aceleró su crecimiento hasta el punto de que solo las transferencias han supuesto 35.500 millones de euros.

En su conquista de los canales digitales, no obstante, la banca tendrá que enfrentarse a la competencia de los gigantes de Internet, que también quieren su parte del pastel. Por ejemplo, Whatsapp -perteneciente a Meta (Facebook)- ya ha lanzado su propia solución de pagos en fase de pruebas en algunos mercados, como La India y Brasil. El funcionamiento de este servicio es bastante similar al de Bizum, ya que ofrece pagos instantáneos, pero su gran fortaleza es su escala. La popular aplicación de mensajería cuenta con la desorbitante cifra de más de 2.000 millones de usuarios en el mundo.

La red de sucursales de la banca ya es la más pequeña desde 1977

Al mismo tiempo, el profundo proceso de reestructuración de la banca que se inició con la crisis financiera y se ha acelerado con la irrupción de la banca digital ha dejado la red de sucursales de la banca con el número de oficinas más reducido desde hace más de 40 años.

De acuerdo con las cifras del Banco de España, al cierre de junio (últimas cifras disponibles) las entidades de depósito españolas contaban con 20.823 oficinas operativas, un recorte de 1.476 frente al cierre del año pasado. Pero es que además la red de la banca no había sido tan pequeña desde hace más de 40 años. En concreto, para encontrar un dato similar hay que remontarse a septiembre de 1977, cuando había 20.720 sucursales en toda España.

La red alcanzó un máximo de 45.707 sucursales en septiembre de 2008. Ese mismo mes se produjo el colapso de Lehman Brothers que acabó desembocando en una crisis financiera mundial con derivadas propias en varios países, entre ellos en España. Desde entonces, las entidades han echado el cierre a 24.884 oficinas.

Exclusión financiera de los más mayores

El gran riesgo de este cierre masivo de sucursales es dejar fuera de los servicios bancarios a la población que todavía no se desenvuelve bien en el entorno digital, como los más mayores, especialmente en zonas rurales, que dependen de bancos y cajas para cobrar su pensión de jubilación.

El propio Banco de España avisaba de este riesgo en el artículo analítico ‘La influencia de las nuevas tecnologías en la inclusión financiera’, publicado en 2020. En él, la autora, Esther Barruetabeña, advertía de que “la creciente oferta de servicios financieros digitales podría plantear problemas en el uso de productos financieros a determinados colectivos ya bancarizados, pero ajenos al entorno digital o con carencia de competencias digitales, como las personas mayores y aquellas con bajo nivel de renta o con algún tipo de discapacidad. Podría, además, dificultar el acceso a efectivo del segmento de población que lo usa como medio de pago principal o único”.

El supervisor señalaba que “resulta esencial facilitar un acceso universal a los medios y a infraestructuras digitales, garantizar una oferta de servicios financieros multicanal, apoyar activamente acciones de educación financiera digital y promover el uso adecuado de las herramientas tecnológicas”.

Los despidos de la pandemia

La otra cara negativa del cierre de sucursales es que ha venido aparejado de una caída sensible en el empleo. Al cierre del año pasado, últimos datos que ofrece el Banco de España, las entidades españolas contaban con 175.185 trabajadores en plantilla. Si se compara con los 270.855 empleados en 2008, en apenas 13 años se han destruido 95.670 puestos de trabajo.

Las cifras del supervisor no incluyen además en gran medido los últimos expedientes de regulación de empleo (ERE) acordados por la gran banca. Solo desde el inicio de la pandemia las entidades han anunciado recortes de más de 16.000 empleos, muchos de los cuales se acometerán todavía durante los próximos meses.

El último banco en anunciar un recorte ha sido, de momento, Unicaja, que a principios de diciembre acordó la salida de 1.513 empleados, el 16% de la plantilla, y el cierre de 395 oficinas. Poco antes, en octubre, Banco Sabadell pactó con los sindicatos la salida de un mínimo de 1.380 trabajadores. El ERE llegó apenas un año después de otro recorte, este vía prejubilaciones, de 1.800 empleos. Entre ambos, 3.180 puestos de trabajo menos.

No obstante, el dudoso honor de ser el mayor ERE de la historia de la banca le corresponde a CaixaBank, si bien el recorte fue sensiblemente inferior al que había planteado inicialmente la dirección. Una vez completada la absorción de la rescatada Bankia, la entidad planteó un ajuste de nada menos que 8.291 trabajadores. Finalmente, y tras unas tensas negociaciones que incluyeron una jornada de huelga, el acuerdo con los sindicatos se zanjó en 6.452 salidas.

También fueron tensas las negociaciones en BBVA, que a principios de junio logró no obstante alcanzar un acuerdo con los sindicatos para un ERE que afectará a 2.935 trabajadores, 863 menos de los previstos inicialmente.

Estas negociaciones se unen a las que realizaron a finales del año pasado Banco Santander e Ibercaja. A través de diferentes fórmulas el banco presidido por Ana Botín acordó 3.572 salidas, y la caja aragonesa otras 750.

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