La canciller Angela Merkel es consciente de que todas las miradas de Europa están puestas sobre ella. Sin embargo, ha prometido a Bruselas que su agenda no se verá afecta por las negociaciones que ahora tiene que encarar para formar una coalición de gobierno que tome las riendas del país durante los próximos cuatro años.
“Estamos implicados en numerosos procesos europeos y las elecciones federales de Alemania no van a interrumpir ni desviar ninguno de ellos”, ha dicho este miércoles en una conferencia el portavoz del actual Gobierno, Steffen Seibert. “El Gobierno alemán es muy capaz de actuar”, subrayó.
Uno de esos procesos se aloja bajo el siguiente nombre: Mecanismo Único de Resolución (SRM, por sus siglas en inglés). O lo que es lo mismo: unión bancaria europea. La Comisión quiere tener la aprobación de todos los estados miembros del euro antes de final de año. Y Berlín siempre ha estado, hasta el momento, del lado de los escépticos a la hora de abordar el asunto.
De hecho, si esa fecha –la establecida a final de año- no se cumple los analistas advierten que uno de los principales problemas de la zona del euro, que es el riesgo sistémico de su sistema bancario, tardará en estar resuelto. Ya lo ha dicho la agencia Moody’s en un informe publicado esta semana: “La crisis se suaviza pero el riesgo permanece”.
Merkel, que consiguió que su partido, la CDU, obtuviese más del 40% de los votos en las elecciones del pasado domingo no ha conseguido sin embargo la mayoría que le permitiría gobernar con holgura en el Bundestag. Le faltan menos de una decena de escaños, pero le faltan. Por eso necesita pactar con alguien. ¿Cuáles son sus opciones? Los liberales del FDP, actuales socios de la CDU, no son una opción porque han quedado excluidos del Parlamento al obtener menos del 5% de los votos. La opción principal es el SPD, el principal partido de la oposición. Sin embargo, las negociaciones podrían durar meses.
