Los ‘teólogos de la Liberación’ penalizados por la jerarquía católica durante el papado de Juan Pablo II han vuelto a acercarse al Vaticano tras un largo periodo de alejamiento. Y están dispuestos a prestar su apoyo a Francisco.
Una de la figuras fundamentales de este movimiento, Leonardo Boff, que abandonó los hábitos franciscanos en el momento de máxima tensión entre Roma y este grupo de teólogos al que se relacionaba en Latinoamérica con los movimientos de izquierda, ha asegurado a “la Stampa” que la reforma que propone el nuevo Papa es de gran calado y no un simple maquillaje de cara a la galería.
Para este teológo ‘disidente’, Fancisco no estaría sólo reformando la Curia, en realidad está reformando el propio Papado. Quiere una Iglesia que salga a la calle y no una Iglesia asediada en su fortaleza, polémica con la modernidad y dedicada a regular y vigilar la fe en lugar de facilitarla.
En la entrevista Boff recuerda además que Bergoglio, fue alumno del jesuita Juan Carlos Scannone, un defensor de la también llamada ‘teología del pueblo’ y por lo tanto al nuevo Papa no le resulta ajena esta visión que considera a los pobres como los verdaderos representantes de Cristo.
