China, que es la segunda economía del planeta, despierta miedo en sus socios comerciales. El país más poblado del mundo, con una clase media al alza, no acepta de buena gana el proteccionismo contra sus productos. Por eso ha advertido que la imposición temporal anunciada por la Comisión Europea de un arancel a sus paneles solares no quedará impune. Alemania teme por sus exportaciones.
«El gobierno alemán rechaza totalmente las medidas contra el dumping planteadas por la Comisión Europea», explicó este martes el ministro de Economía alemán, Philipp Rösler, miembro del Partido Liberal germano (FDP). «Creemos que este paso es un error serio», añadió.
La medida fue presentada esta semana por el comisario de Comercio, el holandés Karel de Gucht. Según Bruselas, la imposición de unos aranceles provisionales a las importaciones de paneles solares procedentes de China es una medida de protección ante la práctica de dumping -discriminación de precios- de los productores de este país.
En concreto, las importaciones estarán gravadas con un 11,8% hasta el 6 de agosto de 2013 y a partir de esta fecha el arancel quedará establecido en el 47,6% que, según la Comisión, es la cifra requerida para neutralizar el daño causado por la práctica comercial china. Esta medida de protección comercial tendrá carácter provisional y no durará más de seis meses. Lo que pretende Bruselas es hacer recapacitar a China sobre los precios de sus productos.
Esta decisión se produce nueve meses después de que Bruselas iniciara una investigación de las compañías del gigante asiático productoras de estos materiales. En aquella investigación, la Comisión detectó que dichas empresas vendían los paneles solares a un precio inferior al del mercado, causando significativas pérdidas para los productores europeos. En concreto, los productos procedentes de China se estaban vendiendo a un precio un 88% inferior al que debería.
Las alarmas que ha despertado esta medida en Berlín se deben a que China ha prometido represalias, por lo que Alemania podría perder al mayor socio comercial que tiene en Asia. O, si bien no perderlo literalmente, sí ver cómo sus relaciones entran en un clima de conflicto comercial. Según los expertos consultados por el semanario Der Spiegel, los chinos, mediante la compra de productos alemanes, han sido los que han conseguido mantener la economía germana a flote durante la crisis del euro.
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