El primer ministro británico, David Cameron, ha aterrizado en la India esta semana al frente de una delegación comercial formada por más de un centenar de empresas. El ‘premier’ conservador busca fortalecer los lazos con la ex colonia después de anunciar que el Reino Unido celebrará, en los próximos años, un referéndum para determinar su permanencia en la Unión Europea (UE).
El principal objetivo del viaje es lograr que la India abra sus mercados a la inversión británica. En la agenda de Cameron viene marcada con negrita la petición de que Nueva Delhi acceda a liberalizar sus industrias para que las compañías del Reino Unido puedan llegar a controlar, si así lo estiman oportuno, y previo desembolso económico, hasta un 50% de las mismas. Actualmente el límite se sitúa en el 25%.
No obstante Cameron también abordará asuntos relacionados con la Defensa, y en concreto las relaciones de la India con Pakistán y, sobre todo, Afganistán. Las autoridades del subcontinente han mostrado, según señala la prensa inglesa, su preocupación ante las peticiones de Londres y Washington para que relaje su gasto militar. En Nueva Delhi consideran que ello conllevaría perder demasiado peso geopolítico en la región.
Precisamente, y dentro del marco de la Defensa, el mandatario conservador intentará que la India eche marcha atrás en la compra de la patente de los cazas franceses Rafaele y opte, en su lugar, por hacerse con la del Eurofighter, de manufacturación británica. También se espera que se firmen acuerdos para cooperar en materia de terrorismo.
