Sube la tensión entre los bancos británicos y las autoridades de supervisión

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Sube la tensión entre los bancos británicos y las autoridades de supervisión

Los bancos británicos viven momentos de tensión y enfrentamiento con la Autoridad de Servicios Financieros (FSA, por sus siglas en inglés)a cuyos responsables acusan de impedir que se restablezca el flujo de crédito hacia familias y empresas por sus excesos regulatorios. Al fondo de esta batalla sorda se juga también una partida por el futuro del LIBOR, una de las principales referencias financieras mundiales.

La Asociación Bancaria Británica, la principal patronal del sector ha envíado una carta al Departamento del Tesoro en la que se introducen duras recriminaciones contra la actuación de la FSA. Según los representantes bancarios, el supervisor mantiene cegado una de las principales vías de financiación de las entidades al mantener en el congelador la titulización y venta de algunos grupos de créditos que siempre encuentran compradores con facilidad en los mercados financieros.

Por eso, exigen a los técnicos de la FSA que determinen y publiquen cuánto antes las nuevas normas al repecto sobre qué créditos y en qué condiciones y plazos van a poder titulizarse. Además, esperan que el supervisor permita que sean las propias entidades quienes evaluen el riesgo correspondientes a las titulizaciones y las provisiones de reserva efectivas que deben hacerse en previsión de posibles impagos.

La FSA ha eludido entrar en público en este debate pero, según fuentes cercanas que citan algunos portales financieros de la Isla, no parecen estar muy de acuerdo con las peticiones de autoregulación que han efectuado los bancos. Más bien se muestran contrarios.

Este nuevo elemento de fricción ha irrumpido en una situación que ya era tensa por las exigencias del supervisor de fijar reglas concretas para la fijación de los índices LIBOR. Unos guarismos fundamentales para muchas operaciones financieras en el mundo y que ahora fija la ABB sin atenerse a regulación o supervisión alguna porque se trata de un índice privado.

La FSA quiere que esta ausencia de reglas cambie. Como muy tarde en 2015. Y también aspira a encargarse de la supervisión del índice. La idea fundamental de los reguladores pasaría por establecer unos volúmenes de negociación mínimos como garantía de que los movimientos de la cifra se corresponden con operaciones de mercado.

En 2008, en pleno estallido de la crisis de Lehmna Brothers hubo algunas acusaciones de manipulación del LIBOR que finalmente se desestimaron, pero sacaron a la luz algunas debilidades en las fórmulas, casi secretas, que se utilizan para la fijación de una cifra tan decisiva para las operaciones en los mercados financieros internacionales.

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