Los expertos minimizan el impacto del aumento de la deuda japonesa en los mercados internacionales

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Los expertos minimizan el impacto del aumento de la deuda japonesa en los mercados internacionales

Japón es uno de los países más endeudados del planeta, con una relación deuda-PIB del 234% (en la zona del euro, el récord lo ostenta Italia, y apenas alcanza el 120%). Por este motivo, en sus circunstancias actuales una catástrofe financiera relacionada con su deuda supondría una cruda realidad para la mayoría de los países del mundo. Sin embargo, Tokio no está preocupado por esta eventualidad, y no tiene tampoco motivos para estarlo.

Según los expertos consultados por EL BOLETÍN, un primer aspecto que aporta tranquilidad a las autoridades niponas es que la mayoría de los papeles soberanos subastados se han quedado dentro de Japón. Es decir, que los poseen inversores japoneses o también llamados, en la jerga financiera, tenedores domésticos. Para Janne Von Gerich, analista de deuda soberana de Nordea, este factor es vital para mantener los costes de financiación -o la rentabilidad ofrecida por el bono- a ras de suelo.

Además, un informe enviado a sus inversores hoy a primera hora de la mañana por el banco de inversión japonés Nomura, al que ha tenido acceso este periódico, señala que el volumen del ahorro privado japonés -23 billones de dólares más que cuadriplica el valor de la deuda neta que mantiene el Estado, 5 billones de dólares-. La cifra correspondiente a lo que las familias japonesas acumulan supone 23 veces el PIB español de un año. Por este motivo, el economista Jefe de la entidad, Paul Sheard, asegura en el documento que Japón “no tiene un problema de deuda”.

Sin embargo, y según los datos expuestos por esta entidad, si se diese un problema de financiación, Tokio no se preocuparía, pero quizá el resto del mundo sí. Porque los activos que Japón mantiene en el extranjero suman más ded 3 billones de dólares (China, por ejemplo, no alcanza los 2 billones de dólares en inversiones fuera de sus fronteras). Esto quiere decir que, en el caso de tener que desprenderse de activos internacionales, buena parte del mundo se vería afectado por la retirada y la recuperación económica global podría verse condicionada.

Pero, ¿debe realmente llegar a preocuparse la tercera economía del mundo? Von Gerich opina que puede llegar el caso, pero en el medio plazo. “Los costes de financiación pueden empezar a subir cuando el interés del inversor doméstico por hacerse con bonos japoneses no sea suficiente para encarar las necesidades de financiación del país, que van a crecer con el tiempo”, aseguró el experto. “Pero eso es algo que puede darse entre el medio y el largo plazo, en el corto las previsiones son más complicadas, aunque existe un fuerte apoyo de la política monetaria del Banco de Japón”, explicó.

La opinión del analista viene avalada por los últimos datos aportados desde el propio Banco Central nipón, que lleva varios días inyectando liquidez en la economía nipona para prevenir una catástrofe financiera que se sume al clima de crisis que ya se vive en el país asiático. El Banco Central ha inyectado 470.000 millones de euros en los últimos siete días, un dato que equivale a un 12% del PIB del país, cifrado en 3,85 billones de euros (alrededor de 5,4 billones de dólares).

El gobernador de la institución, Masaaki Shirakawa, ha dicho que el Banco continuará inyectando liquidez en el sistema financiero japonés para preservar la estabilidad el mercado doméstico, mientras Tokio y el resto del países del G-7 se centran en mantener un clima de calma en el apartado de las divisas.

Shirakawa también ha explicado que uno de los principales beneficiarios de las inyecciones será el sistema bancario, que se encuentra en medio de la incertidumbre ante los efectos de la catástrofe a todos los efectos que surgió con el terremoto y posterior tsunami el pasado viernes. El país se encuentra actualmente en estado de alarma nuclear, dado que algunas de sus centrales se han visto dañadas por ambos fenómenos.

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